Mi familia

sábado, 11 de junio de 2011

11.- MORAL Y REGULACIÓN DE LA NATALIDAD

“El Concilio sabe que los esposos en la armónica organización de su vida conyugal, con frecuencia se encuentran implicados en situaciones en que el número de los hijos, al menos provisionalmente, no se puede aumentar, y el ejercicio del amor fiel en la plena intimidad tiene sus dificultades para mantenerse. Cuando la intimidad conyugal queda interrumpida, puede correr riesgos la fidelidad y quedar comprometido el bien de los hijos; porque la educación de los hijos y el valor necesario para aceptar los que vengan quedan entonces en peligro” ( C. Vaticano II G S 51)


El ejercicio responsable de la paternidad, con la ponderación del juicio recto, conduce, con frecuencia, a los esposos, a tomar la decisión de regular el nacimiento de sus hijos.
La decisión de regular la natalidad debe ser tomada por ambos esposos y en conciencia; no basta que uno solo la tome, pues quedaría resquebrajada la unidad matrimonial y sería fuente de conflictos. Lo que atañe a los dos debe ser decidido por los dos.
Para que los esposos puedan ejercer su derecho a regular su natalidad deben conocer y la Iglesia y la sociedad deben poner a su alcance los diversos métodos de regulación y su valoración técnica por parte de los especialistas. Si no se ofrece un método eficaz no se puede pedir una paternidad responsable.

La valoración técnica de cada método de regulación deberá tener presente:

1º. Su eficacia,
de nada sirve un método que se ha demostrado ineficaz. Cuanto mayor sea el grado de eficacia mayor será la confianza y la aceptación.


2º. Su facilidad o dificultad de utilización, los métodos difíciles de aplicar terminan por ser desechados en la práctica habitual de los esposos. No se puede pretender que los esposos, en las manifestaciones espontáneas de su amor, tengan que estar pendientes de las dificultades engorrosas de algunos métodos.

3º. Sus contraindicaciones físicas o psíquicas. No todos los métodos son inocuos para la salud física o psíquica de los padres. Deben, por tanto, valorar el grado de inocuidad de cada uno para aconsejar sólo el mejor.
Los padres deben exponer su situación a un especialista y solicitar su consejo a este respecto.

Valoración moral de los métodos de regulación de la paternidad
Además de la valoración técnica, los padres católicos deberán tener presente la valoración moral, que podemos concretar en estos criterios morales:

1º. Son inmorales todos los métodos abortivos porque no respetan la vida humana. Más adelante hay una reflexión sobre el tema del aborto, a ella me remito.

2º. La visión integral del matrimonio y del amor conyugal debe iluminar la moralidad de cada método, no la consideración puramente biológica de la sexualidad. En este sentido, parece excesivo el rechazo de los llamados “métodos artificiales” pues se da una visión demasiado biológica y poco integral de la sexualidad. Además, si aceptamos y aplaudimos lo artificial en otros campos del saber humano, por adquirir un bien físico, ¿por qué no hemos de aceptarlo cuando están en juego bienes de todo tipo, tanto de los padres como de los hijos?

3º. La moral cristiana no es competente para entrar en las soluciones técnicas. Es incoherente y arriesgado inclinar la valoración moral por un método determinado.

4º. La postura del Magisterio eclesiástico ha de interpretarse dentro de esa búsqueda general por encontrar métodos humanos que permitan realizar la paternidad responsable.

5º. El principio de la inviolabilidad de la conciencia recta, siempre será válido, ante posibles conflictos de la misma, fundados en el juicio recto de ambos esposos, libre de egoísmos y prejuicios, que busque sinceramente la verdad objetiva.

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