La vida intrauterina del feto
Importancia del estado emocional de la madre durante el embarazo
La madre es el medio que tiene el feto para recibir información, es su puente de comunicación con el exterior. El feto percibe los estados de ánimo de su madre, si está contenta o triste, relajada o nerviosa y los interpreta con señales de agrado o de disgusto. El feto oye los latidos del corazón de su madre y escucha su voz que interpreta como protectora.
Todas las percepciones del feto influyen en su desarrollo, en sentido positivo, si son tranquilizantes y en el negativo en caso contrario.
La doble comunicación madre-hijo
Comunicación fisiológica: La madre cobija y alimenta al feto, tanto si es deseado como si no, de ella depende su salud y su bienestar. Si ha sido deseado, no escatima esfuerzos para proporcionarle todos los cuidados; pero si lo rechaza o mantiene una postura indiferente o ambivalente, mermará notablemente su seguridad emocional y física.
Todo lo que disminuye la salud de la madre merma la del hijo. Los excesos de trabajo, el estrés, el alcohol, el tabaco, las drogas y la alimentación deficiente o equivocada, contribuyen a que el desarrollo del feto no sea el correcto, pierda peso y estatura, se sienta inseguro y en un estado de ansiedad que puede dejar huella para el futuro.
Comunicación afectiva: Es una comunicación muy compleja, ya que entra en juego el mundo de los sentimientos y las actitudes íntimas.
La madre y el hijo tienen un canal especial de comunicación. Los mensajes se envían y se reciben consciente e inconscientemente, esto quiere decir que la madre, unas veces, consciente y otras inconscientemente está siempre enviando mensajes a su hijo y recibiendo sus respuestas inconscientes. Es este un punto en el que hay que recabar con fuerza la atención de las madres.
El desarrollo de la personalidad del feto comienza en el útero materno
La actitud de la madre embarazada es decisiva para comunicar con su hijo y transmitirle seguridad y protección.
Es una tarea de ambos padres proporcionar a su hogar las bases emocionales sólidas sobre las que el feto pueda desarrollarse y desplegar el equilibrio emocional y el talento que está adquiriendo desde su emplazamiento uterino. La madre y el padre han dado origen a un nuevo cuerpo, y ahora deben esforzarse para que ese ser diminuto desarrolle su mente única y diferente que necesita ejercitarse para crecer.
El niño es capaz de reconocer la voz de su padre entre varias, o recordar una determinada melodía que su madre escuchó con frecuencia durante el embarazo; hasta se han dado casos de niños, que durante su gestación vivieron en un país distinto al suyo, que manifestaron mayor facilidad para ese idioma que para el suyo propio.
Es, por tanto, una obligación inexcusable de los padres dar al feto los estímulos que puedan influir más positivamente en su desarrollo físico y emocional, para que, cuando nazca, sea un niño sano e íntegramente preparado para afrontar la vida.
Los padres deben aplicarse a esta tarea buscando, sobre todo, el bien del hijo, pero, al mismo tiempo, su consecución será la mayor fuente de alegría y de felicidad para ambos. Una alegría y una felicidad retroalimentada al comprobar los gestos de felicidad de su hijo.
Importancia del estado emocional de la madre durante el embarazo
La madre es el medio que tiene el feto para recibir información, es su puente de comunicación con el exterior. El feto percibe los estados de ánimo de su madre, si está contenta o triste, relajada o nerviosa y los interpreta con señales de agrado o de disgusto. El feto oye los latidos del corazón de su madre y escucha su voz que interpreta como protectora.
Todas las percepciones del feto influyen en su desarrollo, en sentido positivo, si son tranquilizantes y en el negativo en caso contrario.
Es eminentemente activa en su desarrollo físico, psíquico y emocional. Sin entrar en detalles, impropios de una reflexión, sí conviene destacar que, en la quinta semana de gestación el feto ya presenta actos reflejos, en la octava se mueve y expresa, con sacudidas, gustos y aversiones, en el cuarto mes se chupa el dedo, hace muecas y es sensible a la luz, a partir del sexto mes, es capaz de oír, gustar, sentir, aprender y responder a los estímulos emocionales que percibe a través de su madre.
Importancia del estado emocional de la madre durante el embarazo
La madre es el medio que tiene el feto para recibir información, es su puente de comunicación con el exterior. El feto percibe los estados de ánimo de su madre, si está contenta o triste, relajada o nerviosa y los interpreta con señales de agrado o de disgusto. El feto oye los latidos del corazón de su madre y escucha su voz que interpreta como protectora.
Todas las percepciones del feto influyen en su desarrollo, en sentido positivo, si son tranquilizantes y en el negativo en caso contrario.
La doble comunicación madre-hijo
Comunicación fisiológica: La madre cobija y alimenta al feto, tanto si es deseado como si no, de ella depende su salud y su bienestar. Si ha sido deseado, no escatima esfuerzos para proporcionarle todos los cuidados; pero si lo rechaza o mantiene una postura indiferente o ambivalente, mermará notablemente su seguridad emocional y física.
Todo lo que disminuye la salud de la madre merma la del hijo. Los excesos de trabajo, el estrés, el alcohol, el tabaco, las drogas y la alimentación deficiente o equivocada, contribuyen a que el desarrollo del feto no sea el correcto, pierda peso y estatura, se sienta inseguro y en un estado de ansiedad que puede dejar huella para el futuro.
Comunicación afectiva: Es una comunicación muy compleja, ya que entra en juego el mundo de los sentimientos y las actitudes íntimas.
La madre y el hijo tienen un canal especial de comunicación. Los mensajes se envían y se reciben consciente e inconscientemente, esto quiere decir que la madre, unas veces, consciente y otras inconscientemente está siempre enviando mensajes a su hijo y recibiendo sus respuestas inconscientes. Es este un punto en el que hay que recabar con fuerza la atención de las madres.
El desarrollo de la personalidad del feto comienza en el útero materno
La actitud de la madre embarazada es decisiva para comunicar con su hijo y transmitirle seguridad y protección.
Es una tarea de ambos padres proporcionar a su hogar las bases emocionales sólidas sobre las que el feto pueda desarrollarse y desplegar el equilibrio emocional y el talento que está adquiriendo desde su emplazamiento uterino. La madre y el padre han dado origen a un nuevo cuerpo, y ahora deben esforzarse para que ese ser diminuto desarrolle su mente única y diferente que necesita ejercitarse para crecer.
El niño es capaz de reconocer la voz de su padre entre varias, o recordar una determinada melodía que su madre escuchó con frecuencia durante el embarazo; hasta se han dado casos de niños, que durante su gestación vivieron en un país distinto al suyo, que manifestaron mayor facilidad para ese idioma que para el suyo propio.
Es, por tanto, una obligación inexcusable de los padres dar al feto los estímulos que puedan influir más positivamente en su desarrollo físico y emocional, para que, cuando nazca, sea un niño sano e íntegramente preparado para afrontar la vida.
Los padres deben aplicarse a esta tarea buscando, sobre todo, el bien del hijo, pero, al mismo tiempo, su consecución será la mayor fuente de alegría y de felicidad para ambos. Una alegría y una felicidad retroalimentada al comprobar los gestos de felicidad de su hijo.
Importancia del estado emocional de la madre durante el embarazo
La madre es el medio que tiene el feto para recibir información, es su puente de comunicación con el exterior. El feto percibe los estados de ánimo de su madre, si está contenta o triste, relajada o nerviosa y los interpreta con señales de agrado o de disgusto. El feto oye los latidos del corazón de su madre y escucha su voz que interpreta como protectora.
Todas las percepciones del feto influyen en su desarrollo, en sentido positivo, si son tranquilizantes y en el negativo en caso contrario.
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