La educación en los valores cívicos y humanos persigue la madurez como persona; la educación cristiana persigue que los hijos, bautizados por el agua y el Espíritu Santo, se hagan cada día más conscientes del don de la fe que recibieron en el bautismo y sean llevados gradualmente al conocimiento del misterio cristiano de salvación y a la adquisición de actitudes y formas de vida coherentes con su condición de bautizados.
PRIMERO PERSONAS, DESPUÉS CREYENTES.
La primera consideración a efectuar es que lo religioso es algo que se añade a lo natural, es decir, que primero somos personas y después creyentes. Para ser un buen creyente hay que ser buena persona. No se puede pretender ser buen creyente si no se adquieren antes los valores humanos que solemos exigir a las personas para considerarlas honradas y dignas..Hay un mínimo imprescindible que, cuando no se tiene, da pie a los no creyentes para tachar de hipócritas las prácticas religiosas hechas por personas que no son honradas en su vida profesional, laboral, de negocios, etc.
Los creyentes en Jesús de Nazaret deberíamos tomar muy en serio que estamos obligados por nuestra fe a ser los más destacados en la práctica de todos los valores humanos, para poder ser la sal y la levadura del mundo.
Hay muchos no creyentes con grandes valores humanos, por razones puramente de orden natural; los creyentes tenemos sus mismos motivos y, además, el mandato y el ejemplo de Jesús.
¿De que sirven las prácticas religiosas si, en la vida, no somos más responsables, más honrados, más tolerantes, más justos y más caritativos? Los padres deben hacer todo lo que esté en sus manos para que sus hijos sean buenas personas, llenas de valores humanos. Con el paso del tiempo ellos mismos, ayudados por los buenos consejos y ejemplos, descubrirán los valores del Evangelio de Jesús, los incorporarán a su acerbo personal y los integrarán en su personalidad.
EL HOGAR CRISTIANO
El ámbito del hogar ofrece muchas ocasiones a los padres para guiar a sus hijos en el conocimiento y la adoración de Dios Padre. Jesús de Nazaret debe estar en la mente y en el corazón de los niños desde su más temprana edad; de labios de los padres deben aprender lo fundamental de la fe cristiana, especialmente, la actitud de, de confianza y de amor a Dios Padre.
IMPORTANCIA DE LA CATEQUESIS FAMILIAR Y PARROQUIAL
Los padres deben cooperar con las parroquias y colegios católicos en el interés por la catequesis de sus hijos. Si los padres valoran la catequesis, también será valorada por los hijos; si los padres no la toman en serio, tampoco lo harán los hijos.
Desde pequeños los hijos deben ser instruidos en la diversidad y en la tolerancia religiosa. Así como la familia cristiana adora a Dios, otras no lo hacen o lo hacen de diferente manera. Dar gracias a Dios todos los días por los beneficios recibidos, como haber nacido en una familia cristiana; no todos los niños del mundo tienen la misma suerte.
Dios es Padre de todos y nos ha mostrado por medio de Jesús el camino para ir a Él. Los cristianos somos los seguidores de Cristo Jesús y, al menos en teoría, conocemos mejor ese camino. En la práctica de cada día, son las obras las que dicen quién está recorriendo el verdadero camino, quién lo aparenta y quién anda por caminos descarriados.
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