Propósito
Con el
nacimiento del bebé, niño [1]
o niña, comienza una gran aventura,
tanto para el bebé como para sus padres. Me propongo acompañarlos con una serie
de artículos que puedan ayudar a los padres en su recorrido.
El ciclo
comprende CINCO ETAPAS que iré desgranando, poco a poco.
Los límites de las etapas son acomodaticios, pudiéndose aplicar muchas cosas de los temas a etapas contiguas.
1ª etapa: El embarazo (Números 74 a 80)
Los límites de las etapas son acomodaticios, pudiéndose aplicar muchas cosas de los temas a etapas contiguas.
1ª etapa: El embarazo (Números 74 a 80)
2ª etapa: De cero a 3 años. (Números 81 a 96)
3ª etapa: De 3 a 6 años. (Números 97 a 108)
4ª etapa: De 6 a 10 años. (Números 109 a 114
5ª etapa: De 10 a 14 años. (Números 115 a
1ª ETAPA: EL EMBARAZO
1ª ETAPA: EL EMBARAZO
¿De dónde venía yo cuando tú me encontraste? Preguntó la niña a su
madre. Ella riendo y llorando le respondió: "Tú estabas en mi corazón como
un ansia, amor mío. Estabas en las muñecas de juguete de mi infancia, estabas
en todas mis esperanzas y en todos mis cariños. Tú has vivido en mi vida y en
la vida de mi madre. Tú fuiste viniendo siglo tras siglo en el sueño del
espíritu inmortal que rige nuestro hogar"
De El Principio. R. Tagore, 1913.
Donde todo comienza
Pocos episodios de la naturaleza
han de ser tan complejos y asombrosos como el entrecruzamiento de fenómenos
sociales, psicológicos, emocionales y somáticos que preceden, influyen y
acompañan el origen de una célula en su camino hacia un recién nacido humano.
Sin
embargo, no hay época tan crucial del desarrollo como esos nueve meses que dura el embarazo. En
ningún otro período de la vida la supervivencia se encuentra tan amenazada, ni
el crecimiento es tan vertiginoso como en el período prenatal.
En Bali, el nacimiento de un niño
es marcado por un ritual sagrado que magnifica la memoria de la vida
intrauterina. Los Incas preservaban culturalmente este recuerdo haciendo rituales
en su honor, en China la edad de una persona incluye el tiempo en que se
gestó.
Los cambios parecieran ser
esencialmente somáticos, sin embargo se acompañan de otros no menos importantes
como son los del comportamiento del ser en gestación y el desarrollo
psicológico de los padres.
La pareja humana aporta mucho más
que cada mitad del material genético necesario para dar origen a una persona ya
que todo ser humano crece con la fantasía de tener descendencia que llegará o
no a concretarse más tarde.
El deseo de maternidad o
paternidad así como la crianza, se alimentan de la potente fuerza que proviene
del afán humano de vencer su propia finitud. Ese modo humano particular de
ejercer el rol, influido por su propia historia, la calidad de los vínculos que
lo sostuvieron, la cultura aportada por la trama familiar que lo albergó, así
como las condiciones socioeconómicas que lo rodearon durante su vida, lo
dotarán de determinadas características en su estilo y posibilidad de ser padre
o madre, las cuales se entrecruzarán a su vez con las de su pareja.
Lo cierto es, que ni la historia ni la crianza de un ser
humano comienzan en la sala de partos. Quizás en esto radique nuestra
originalidad.
El encuentro
Cuando un espermatozoide y un óvulo se unen en la concepción, las inscripciones genéticas de ambos padres,
representadas por más de mil millones de mensajes químicamente codificados, se
combinan para dirigir el programa de crecimiento y desarrollo de una persona
que será única.
Esta herencia genética influirá
sobre el resto de su vida, pero no será determinante por sí sola sino que
interactuará irremediablemente con una interminable gama de factores
ambientales: desde la salud psicofísica de la madre hasta las políticas
económicas y sanitarias, desde las rutinas culturales hasta los acontecimientos
únicos e imprevistos de cada individuo. La herencia y el ambiente, lejos de
oponerse, se interrelacionan mutuamente regulando el desarrollo.
Después de que el espermatozoide
penetra en el óvulo, ambos núcleos permanecen uno junto al otro sin unirse
encerrados en la membrana ovular. Pocas horas más tarde, repentinamente fusionan,
su material genético se combina y se forma un cigoto unicelular.
El cigoto unicelular inicia el desarrollo
humano por los procesos de duplicación y
división. Justo antes de que el cigoto se divida, todo el material genético
combinado de ambos gametos se duplica formando dos conjuntos genéticos de
instrucciones. Estos dos conjuntos se trasladan a extremos opuestos de la
célula y ésta se divide limpiamente por el medio convirtiéndose así el cigoto
en dos células que se dividen luego para convertirse en cuatro y así
sucesivamente.
Así, cada una de los
aproximadamente 10 billones de células que constituyen un bebé al nacimiento,
lleva una copia de las instrucciones genéticas heredadas por el cigoto
unicelular en el momento de la concepción.
[1] Para mayor comodidad, en todos los artículos del ciclo, en vez de niño y niña, usaré exclusivamente la forma masculina "niño". Igualmente, emplearé "padres" para referirme al padre y la madre.
[1] Para mayor comodidad, en todos los artículos del ciclo, en vez de niño y niña, usaré exclusivamente la forma masculina "niño". Igualmente, emplearé "padres" para referirme al padre y la madre.
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