El dolor de riñones |
El niño va a
experimentar grandes cambios y progresos en todos los ámbitos del desarrollo:
mental, motor, afectivo social y lenguaje. Cada niño tiene su propio ritmo de
crecimiento y desarrollo, atenderemos a la generalidad. Tanto el ambiente
familiar como el educativo van a determinar su desarrollo.
Conocer cada etapa,
saber de sus posibilidades y de sus necesidades, es imprescindible a la hora de
establecer unos objetivos, unas unidades didácticas, una programación.
Hasta el cuarto o quinto mes:
Tumbado
boca arriba:
Desarrollamos
el tono muscular de cuello y tronco, cogiéndole de las manos y tirando del niño
hasta llegar a la posición de sentado, dejando que vaya haciendo cada vez más
fuerza para incorporarse.
Jugamos
a “aserrín-aserrán” potenciando, al mecerlo suavemente hacia atrás y adelante,
el control y fortalecimiento de los músculos del cuello y tronco.
Le
estimulamos el volverse hacia un lado y hacia el otro, llamando su atención con
juguetes que colocamos a un lado u otro.
Le
damos una mano para que se incorpore, incitándole a hacerlo apoyando la mano
que no le agarramos.
Tumbado
boca abajo:
Intentamos
que levante la cabeza para mirar hacia objetos sonoros y/o luminosos que le
presentamos, haciendo apoyos de brazos y manos para incorporarse.
Podemos
ofrecerle juguetes para que se entretenga; jugar con él a quitarle los
juguetes, a ofrecérselos, a golpearlos uno contra otro, contra el suelo... En
esta posición le ponemos frente al espejo, esperamos a que intente acariciarse,
le dejamos tocar el espejo, mirarse, jugar con él.
Una
vez que se encuentra a gusto en esta posición le ofrecemos los juguetes a una
cierta distancia para que intente arrastrarse para cogerlos, si no lo consigue
facilitamos el movimiento doblando la pierna y dejando que el niño de él último
impulso.
A
partir del quinto o sexto mes:
Favorecer
la posición de sentado, inicialmente con apoyos, respaldo de la silla, almohada
o cojines y posteriormente procurar que haga apoyos con las manos para pasar a
sujetarse sin ayuda.
Colocar
al niño a “cuatro patas” y dejarle así unos segundos, enseñarle un juguete
llamativo y esperar a que despegue una mano del suelo, no importa si
pierde la postura, dejamos que lo manipule y volvemos a repetir el ejercicio.
Poco
a poco se mantendrá más tiempo en esta postura y, al despegarse del suelo para
coger el juguete, dejará de caerse. Posteriormente le alejaremos más el juguete
para que avance un poco.
Una
vez que comienza a gatear, permitir que se desplace libremente por los lugares
donde no exista peligro y en espacios abiertos.
Así
mismo irá mostrando deseos de experimentar, subiéndose y bajándose a sillones,
pequeños escalones, etc.
Una
vez que observamos que el niño va cogiendo fuerza en las piernas, facilitaremos
que se mantenga de pie soportando su peso y apoyándose en muebles o personas.
Estimular
la deambulación (andar), cogiéndole de ambas manos.
Movimientos
que exigen mayor precisión manipulativa.
Le
ayudamos a descubrir sus manos colocando pulseras sonoras que llamen su
atención. Frotamos sus manos entre ellas y con las nuestras.
Canción
de los “cinco lobitos”, moviendo ambas manos al ritmo de la música.
Tocar
palmas; abrir y cerrar los dedos (adiós) agitar las manos..., etc.
Juegos
de coger con las dos manos: Ofrecerle juguetes para que los coja y se los vaya
pasando de una mano a otra; trabajar distintos movimientos de la mano (girar,
apretar, empujar...)
Jugar
con materiales de distinta textura con el fin de que ejercite la presión
y
mantenimiento de objetos para manipularlos como: escurrir el agua de la
esponja, apretar un peluche, tirar agua de un recipiente ...
Al
final de la etapa, utilizar el índice para hurgar en un centro de actividad con
rueda de teléfono, clavijas, diferentes agujeros, etc. Mediante estos juegos lo
que se consigue es separar (disociación) el dedo índice de los demás. Cuando el
niño haga esto espontáneamente, reforzarlo.
Ofrecemos
pivotes con aros para que los meta y saque.
Facilitamos
la manipulación de objetos cada vez más pequeños (con supervisión del adulto).
Hasta llegar a iniciar la pinza digital a los 8-10 meses (presión con índice y
pulgar) ofreciéndole objetos más pequeños para que los coja.
RECUERDE:
Esté
pendiente cuando su bebé manipule objetos que puedan entrañar algún peligro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario