Mi familia

domingo, 27 de enero de 2013

95.- ALGO SOBRE EL CHUPETE


La utilización del chupete permite que los bebés y los niños pequeños, obtengan una sensación placentera y reconfortante que les proporciona seguridad. No obstante, los padres deben permitir un uso moderado y prudente del mismo.

Indicaciones generales para su uso.
No es recomendable el uso del chupete en bebés menores de un mes, porque el riesgo de aspiración de vómito es mayor en un niño pequeño con chupete que sin él.
No ofrecerlo hasta que la lactancia materna está bien establecida.
No imponérselo si da muestras de desagrado o lo escupe.
Cuando el bebé llora, no intente calmarlo endulzando el chupete con azúcar, miel u otros alimentos dulces, que pueden provocar la aparición de caries.
No use el chupete para apaciguar las ganas de comer del niño o para retrasar la toma hasta una hora determinada.
No cuelgue el chupete del cuello del niño con hilos o cadenas largas, que pueden ser un peligro. Use pinzas para sujetarlo a la ropa.
 Usarlo lo menos posible y sólo si no puede coger al bebé en brazos.
El uso prolongado del chupete puede producir distintos problemas no deseables en el desarrollo del niño:
Los dientes centrales inferiores se desvían hacia dentro.
Los dientes centrales superiores se separan y desvían hacia afuera.
Se deforma y estrecha el techo de la boca (paladar duro).
Los arcos dentales, inferiores y superiores, se desajustan y pierden la alineación correcta con lo que el niño puede tener problemas para morder los alimentos correctamente.

Consejos prácticos para retirar el chupete.
No hay una respuesta general que valga para todos los niños, no obstante la sensatez puede ser una buena pauta a seguir.
Es conveniente aprovechar un momento de estabilidad familiar y en el que no haya aumento de tensión emocional (nerviosismo, disgustos, separaciones, hospitalizaciones...).
Nunca se debe recurrir a castigos o medidas humillantes. El niño no hace nada reprochable al buscar la sensación placentera que le da el chupete. Los padres son los que deben buscar el tiempo y el modo más adecuados para la retirada.
Procurar que el niño participe activamente en la decisión de abandonar el chupete, eligiendo, por ejemplo, entre alguna de estas posibilidades:
* Tirarlo directamente a la basura (en el contenedor de la calle).
* Enviarlo por correo a la casa de: los abuelitos, los primos, los tíos.
* Dejarlo una noche bajo la cama para que lo coja “el ratoncito Pérez”.
A los niños más mayorcitos, se les puede explicar lo “fea” que se les quedará su boca, si siguen usando el chupete.
Puede ocurrir, que tras el abandono del chupete, su hijo vuelva a pedirlo, sea firme y no ceda en la decisión tomada.

Edad aproximada:
A partir del año y medio podemos comenzar a ir limitando progresivamente su uso.
A los dos años conviene tener restringido el recurso del chupete a situaciones muy concretas, (por ejemplo cuando se vaya a la cama).
A los 3 años es conveniente que se haya realizado la retirada definitiva. Realizar una pequeña fiesta familiar cuando el niño consiga abandonar el chupete definitivamente, en la que él será el gran protagonista y en la que mostraremos el orgullo que nos produce que se vaya haciendo “mayor”.

Chuparse el dedo
El chupete, con frecuencia, se pone al niño para que no se chupe el dedo.
Chuparse el dedo es un reflejo completamente normal para bebés pequeños; responde a la necesidad de succión que, cuando son bebés, no genera daños a sus dientes o mandíbulas. Incluso, muchas veces en las ecografías, podemos ver a fetos chupándose el dedo.
La razón por la que se chupan los dedos tiene que ver con la facilidad con que los encuentran, cuando están despiertos y recurren a ellos para calmar la necesidad de succión. Para ellos es una experiencia sensorial relajante, totalmente normal como forma de calmarse. La explicación científica es que la relajación produce endorfinas en el cerebro del bebé y éstas hormonas que calman y dan placer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario