La familia y la sociedad
Las características específicas de esta etapa de
crecimiento y su influencia sobre el desarrollo cognitivo y psicosocial que
tendrá lugar más tarde están profundamente influidos por el contexto, ya que la
familia, la sociedad y la cultura tienen la facultad de promover o inhibir el
desarrollo prenatal.
La influencia de las actividades y hábitos relativos a la
salud de la madre, por ejemplo, las costumbres y leyes de su cultura en
relación con la salud y la enfermedad, prepara mejor a unos recién nacidos que
a otros para una vida larga y saludable.
Por ser un período de cambio sorprendente también lo es de
vulnerabilidad. La mortalidad es mayor durante el período prenatal. Cerca del
30% de las gestaciones termina en aborto espontáneo, que es más frecuente
durante el primer trimestre a causa de las anomalías cromosómicas o de otro
tipo. Las malformaciones congénitas importantes afectan alrededor del 2% de los
recién nacidos vivos.
Atraviesan la placenta múltiples agentes: virus,
bacterias, fármacos químicos, tipos de radiación y contaminantes
medioambientales. Cada uno actúa según la particular vulnerabilidad del
huésped, lae dosis y la persistencia de la exposición ya que los sistemas
orgánicos son muy sensibles durante su período crítico, el de su máximo
crecimiento y diferenciación, como lo es el de organogénesis del primer
trimestre. Los efectos de estos agentes varían desde defectos evidentes hasta
sutiles signos de retraso cognitivo o deficiente control de los impulsos.
Son factores de riesgo teratogénico una historia
familiar de stress y bajo nivel socioeconómico, un feto masculino y/o con
predisposición genética, una madre desnutrida, mayor de cuarenta años o menor
de dieciocho, un período entre dos embarazos menor de un año, un control
prenatal tardío, la aparición precoz del factor malformativo y repetida
exposición, así como la coexistencia de varios de los anteriores factores.
Factores
que producen malformaciones en el feto:
La
infección intrauterina: La fiebre
inexplicable, un rash cutáneo o el retraso del crecimiento intrauterino hacen
sospechar rápidamente su presencia. El problema es que, muchas infecciones
devastadoras pueden cursar sin presentar síntomas durante el embarazo.
La
relación entre Infección intrauterina e infección materna previa puede
darse de la siguiente manera:
-
Infección previa que deja inmunidad protectora: Rubéola, Toxoplasmosis y Varicela.
-
Infección previa que deja inmunidad relativa: Citomegalovirus y Herpes.
-
Infección previa que no deja inmunidad: Sífilis
y Tuberculosis.
-
Infección previa que constituye un riesgo: Hepatitis B.
-
Infección con alta morbimortalidad (indicación de evitar el embarazo): VIH
El estudio adecuado debe incluir los antecedentes personales de la madre y su
pareja, lugar de residencia, ocupación, infecciones previas, antecedente de
enfermedades de transmisión sexual, transfusiones de sangre, revisión de los
controles obstétricos actuales y previos.
Un buen ejemplo es el caso de la infección por el VIH.
Cuando una mujer portadora se embaraza, se arriesga a transmitir al feto la
enfermedad durante el embarazo y el parto. Cerca de 1 de cada 4 niños nacidos
de madres con VIH tendrá el virus y finalmente desarrollará el SIDA y
morirá.
Queda claro que la mejor forma de prevenir el SIDA
en la infancia es evitar que los adultos se contagien, pero muchas mujeres
desconocen su estado de portadoras o enfermas hasta que los exámenes de rutina
durante su gestación lo revelan. Detectar esta situación y realizar un correcto
control y seguimiento del embarazo permitiría que estas mujeres recibieran el
tratamiento con AZT (zidovudina) que reduce enormemente la transmisión prenatal
(de 1 de cada 4
a 1
de cada 12).
Fármacos
Luego del desastre ocasionado por la talidomida en la
década del 60, numerosas investigaciones detectaron otros medicamentos
recetados con potencial teratogénico: tetraciclinas, anticoagulantes, bromuros,
fenobarbital, ácido retinoico, litio, diazepam y la mayoría de las hormonas.
Otros, de venta libre, también se relacionaron con defectos de nacimiento:
aspirina, antiácidos, grandes dosis de vitamina A y D, etc.
Drogas
psicoactivas
Son llamadas "drogas sociales" el alcohol
(Síndrome de alcohol fetal), el tabaco (bajo peso), la marihuana, cocaína y
crack (daño estructural de los órganos sexuales, retraso de crecimiento,
microcefalia, daño cerebral, convulsiones fetales, daño cardíaco, pérdida de
los sentimientos maternales).
También la heroína puede causar anomalías físicas,
aumento del riesgo de prematurez y complicaciones postnatales, aunque los
efectos más insidiosos son, en su mayoría, conductuales, incluyendo en este
concepto los trastornos del aprendizaje a largo plazo, el autocontrol
deficiente y la irritabilidad.
Los efectos de una droga se potencia con los de
otras, que a su vez, se asocian a un ambiente postnatal tóxico de
inestabilidad, malos tratos, cuidadores múltiples o abandono.
Riesgos
medioambientales
Las mujeres embarazadas están expuestas a la contaminación
del aire, el agua, los alimentos y en sus lugares de trabajo: monóxido de
carbono, plomo, mercurio, policarburos, radiación, pesticidas, pinturas y
solventes. Los pesticidas, herbicidas y fungicidas pueden afectar directamente
el esperma así como a la embarazada por contacto con la piel y ropas de su
pareja.
También las drogas y el tabaco disminuyen la calidad del
líquido seminal. El esfuerzo físico extraordinario puede entrañar riesgo, pero
se ha demostrado que si el trabajo no es excesivo y la madre transcurre la
gestación con buenos hábitos y control prenatal tiene embarazos y nacimientos
más sanos que las mujeres desempleadas.
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