Estas
palabras expresan la dicha y el
gozo de unos esposos ante el
nacimiento de su primer retoño.
¿Qué
significa “ser padres”?
Que
el amor do los progenitores se ha hecho presente en un nuevo ser, su hijo y,
con él, han nacido nuevos vínculos.
Dejando de lado el aspecto de la paternidad
física, quiero reflexionar sobre la profundidad del nuevo vínculo que une a los
progenitores.
El hijo une, vincula y ata más a los
padres entre si.
De ser dos, han pasado a ser tres. De ser un matrimonio (o
una pareja), han pasado a ser una familia. Este cambio da fortaleza y
profundidad a su amor, capacitándolos para ser menos egoístas y más generosos.
Ahora hay “alguien” que les une y les ata para
siempre. Puede suceder, por desgracia, que un día dejen de vivir como esposos,
dejarán de vivir como familia por una separación o un divorcio,
pero NUNCA dejarán de ser padres.
El
nacimiento une, vincula y ata a los padres con el nuevo hijo.
Es un vínculo de cariño y responsabilidad que
les acompañará a todos para siempre.
La calidad de ese vínculo influirá
profundamente en las vidas, tanto de los padres como de los hijos. El cariño de
los padres es el caldo de cultivo para todo lo que quieran transmitir a su
hijo. Sin cariño no es posible la transmisión de valores positivos y
perdurables que deberán convertirse en las raíces que darán sentido a su vida.
Sin cariño no es posible el proceso de
identificación, sino todo lo contrario. El niño y la niña
sólo se identificarán con sus padres si se sienten amados por ellos. La falta
de cariño produce rechazo.
Padres responsables
Cuando
se tiene un hijo se asume la responsabilidad de participar en el
desarrollo de una vida única, singular y llena de posibilidades. Esa es la
tarea más arriesgada y apasionante como padres. Y es también el regalo más
importante que les podemos hacer: Educarles para que interioricen y desarrollen
recursos, habilidades y destrezas que les ayuden a crecer como persona y a
relacionarse con los demás de forma respetuosa, solidaria y responsable. Es así
como el hogar se convierte en la escuela fundamental para el
aprendizaje de la vida.
La educación de los hijos pasa a ser objetivo
fundamental de los padres. No escatiman sacrificios, todo es poco y siempre hay
nuevos peldaños para subir.
El
valor del ejemplo
La
mejor forma de conseguir una buena educación es “predicar con el ejemplo”. Ya
lo decían en la antigüedad: “Verba movent, exempla trahunt”. (Las palabras
mueven, los ejemplos arrastran).
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