Mi familia

martes, 15 de enero de 2013

78.- CAMBIOS PSICOLÓGICOS EN LOS PADRES



 El niño viene a parar a un mundo que lo precede. Un conjunto de leyendas, historias, expectativas, están en el hogar y se cuentan, antes de que el niño entre en la escena. Junto con la evolución del comportamiento fetal se producen cambios en el psiquismo de los padres. 
Al comienzo del embarazo aparecen sentimientos ambivalentes: alegría y temor ante el cambio de vida que supone la crianza y pueden surgir conflictos en la pareja. El lugar del niño en el deseo de su padre o de su madre, está en relación con múltiples dimensiones, conscientes e inconscientes.
Para cada uno de los padres se vuelve a poner en juego su posición de hijo en relación con los propios padres. El padre y la madre tienen que franquear respectivamente el pasaje entre el hombre y el padre, entre la mujer y la madre, del dos de la pareja al tres que implica el nacimiento del hijo.  


Alrededor de la semana 20, cuando el feto comienza a moverse, o antes quizás, frente a una visualización ecográfica, la comprobación de que el feto existe como ser separado puede provocar sentimientos encontrados. Estas expectativas respecto al hijo por venir, el hijo ideal, investido a partir del narcisismo de sus padres, pueden coexistir con preocupaciones conscientes o inconscientes con respecto a la salud del niño, así como con ensayos mentales acerca de cómo afrontarían la malformación o la enfermedad.

Ya cerca del final del embarazo la madre logra sostener un "diálogo" con su hijo percibiendo respuesta a sus mensajes y comenzando a adscribirle una personalidad individual y una capacidad de supervivencia independiente. 
          Cómo está constituida la pareja de padres, si ambos están presentes, si desde el embarazo fueron evolucionando hacia ser más bien padre y madre que marido y mujer, si han ido creando en sus mentes un espacio para el hijo, y si éste se traduce en hechos en la realidad, son síntomas con los que se puede evaluar la capacidad de la pareja para maternalizarse o paternalizarse. 
          Todos estos hechos y estas preguntas pueden hacer resonar ciertos momentos cruciales de la historia del padre, de la madre o de la pareja, que marcarán la modalidad de la respuesta que darán a su hijo, y determinarán en cierto modo su futuro.
El vínculo madre-hijo y la salud de la trama familiar pueden y deben ser estudiados y estimulados aún antes del nacimiento.


      

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