Mi familia

sábado, 16 de julio de 2011

42.- LA EDUCACIÓN AFECTIVO - SEXUAL DEL ADOLESCENTE

¿Cómo deben actuar los padres y educadores en su diálogo afectivo-sexual con los adolescentes?
1º. Manteniendo la diferencia generacional. El padre (o la madre) que habla con su hijo o hija no son un colega que habla con otro colega. Debe hablar y actuar como padre y como adulto.
2º.-Mantenieendo la diferenciación sexual. 
Aceptar que la educación, la propia y la del adolescente, está marcada por el propio sexo y que tanto las preguntas como las respuestas están determinadas por esa diferenciación.
Es frecuente que los adolescentes adopten un estilo de vida diferente al de sus padres como parte del proceso de asentamiento de su personalidad y se produzca un proceso de separación, de distanciamiento y de incomunicación.
Los padres, sabedores de este proceso, no deben caer en la trampa de imitarles.

3º. Aprovechando, con inteligencia, sus preguntas.
Responder siempre, pero la respuesta no tiene por qué ser la más clara, la que más nos satisfaga a nosotros, sino la que más facilite la apertura al diálogo.
Ante una pregunta, no contestar rápidamente con todos los datos que conozcamos, sino espaciarlos del modo que mejor contribuyan a una progresiva reflexión del adolescente, para que él mismo sea capaz de elaborar la respuesta.

4º Los adolescentes tienen necesidad, aunque ellos no lo crean, que los adultos les acompañen en su búsqueda de sentido. Este acompañamiento no basta que sea informativo, eso ya lo tienen en el Colegio y el Instituto, sino que es necesario que sea un acompañamiento afectivo, hecho desde el cariño y la comprensión.
La mejor forma de hablar del amor es ser una presencia que ama. Amar a un adolescente es dejarle el espacio necesario para que exprese lo que desee.

5º Cuidar bien los tiempos de cada diálogo: 

a) Acoger la pregunta y moderar el sentimiento.
Toda pregunta es válida, es una ocasión de encuentro y de educación, desde la más personal y profunda a la más provocativa. El problema no está nunca en la pregunta sino en la capacidad para ser acogida

Escuchar para entender bien la pregunta. Si estamos muy afectados es difícil escuchar. Si es necesario, preguntar lo que ha querido decir.

b) Ser positivos. Normalmente tendemos a escuchar sólo lo que no es perfecto; de toda pregunta se puede extraer una parte positiva y ésta es la que debemos prestar al adolescente. Lo positivo también puede afectar al adulto, y será bueno que se lo hagamos saber. No hay que tener miedo al diálogo con nuestros hijos adolescentes, todo se puede y se debe hablar. Siempre es posible partir de una realidad presente e intentar que los adolescentes construyan su futuro desarrollando su propia personalidad.

c) Expresar lo que piensan y sienten. De tal forma que, al final, le quede este mensaje: He oído lo que has dicho, ahora te voy a decir lo que pienso. Tú debes juzgar todo en tu interior y después hacer lo que creas más verdadero. Si necesitas seguir hablando, siempre me tendrás a tu lado.
Un padre o un educador podrá sentir una sensación de fracaso ante la no concreción de un proyecto en sus hijos o alumnos, pero será un buen padre y un buen educador si no deja de estar presente y de escucharlos.

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