1ª.- Unos opinan que, desde el instante mismo de la fecundación, el cigoto o embrión ya es un “ser humano”, porque ya dispone del genoma humano, es decir, del conjunto de genes que contienen todas las células del cuerpo humano. Este “ser humano” está en la primerísima fase de un desarrollo que irá perfeccionando posteriormente en virtud de su potencial genético.
2ª.- Otros opinan: Que la célula denominada cigoto no puede ser considerada como “ser humano” porque, según la fase en que se encuentre, sólo es una o más células vivas con genotipo humano capaz de múltiples divisiones, pero carente de una realidad orgánica unitaria; no es un todo orgánico y, por tanto, no es un individuo.
3ª.- Que en esa fase, no se puede hablar de ser humano individualizado, puesto que del cigoto se pueden originar uno o varios embriones, cada uno con su correspondiente dotación genética.
4ª.- Que para que exista un ser humano no es suficiente con el proceso de fecundación del óvulo y de la división celular, sino que debe darse una cierta actividad neuronal y no hay ninguna seguridad de que ésta se produzca antes de la anidación del huevo en el útero materno.
El hecho de que el cigoto posea la dotación genética humana no parece suficiente, por sí solo, para llamarle “ser humano”, porque todas las células de cualquier ser humano, por ejemplo, las contenidas en un cabello, también tienen dicha dotación genética y a nadie se le ocurre llamar “ser humano” a un cabello.
5ª.- Que el cigoto tiene una necesidad ineludible de anidación en el útero materno para poder desarrollarse.
En el laboratorio se ha conseguido la activación de óvulos sin estar fecundados, llamados huevos hueros, los cuales se comportan y organizan a semejanza de los verdaderos embriones, aunque no lo sean por faltarles la dotación genética masculina. La activación es distinta de la fecundación, pero induce a pensar que para que exista un ser humano es necesario, además de la fecundación, que el cigoto resultante tenga una actividad neuronal propia por su anidación en el útero materno.
El proceso de la naturaleza
Para intentar aclarar la divergencia de las opiniones anteriores, podemos fijarnos en los dos puntos más importantes para la formación del feto humano: La fecundación del óvulo femenino por el espermatozoide masculino y la anidación del huevo en el endometrio uterino de la madre.
Si falta la fecundación, no hay vida humana, sólo puede aparecer un huevo huero. Si no se produce la anidación del conjunto celular, llámesele embrión, cigoto o ser humano, nunca podrá ser viable y llegar a la fase de feto
Es verdad que el cigoto, desde que es sólo una célula, ya posee el genoma humano y con él la potencialidad de desarrollo; pero también es verdad que, para que se pueda producir ese desarrollo, deberá ineludiblemente ubicarse, mediante la anidación, en el único sitio que le ofrece garantías, el endometrio uterino de la madre.
Consecuencias derivadas de ambas opiniones
Las consecuencias derivadas de seguir una u otra opinión, saltan a la vista. Unos defienden que, desde el primer momento de la concepción, ya hay un ser humano que debe ser protegido en todos sus derechos y defendido contra los pretendidos abusos de los que consideran que el cigoto no es un ser humano. Es la opinión defendida por la Iglesia católica.
Otros quieren, dentro de los límites que permitan las leyes de sus países, investigar con embriones fecundados in vitro; legalizar el aborto en las primeras semanas y poner en práctica métodos de control de la natalidad, que los primeros consideran inmorales.
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