Mi familia

sábado, 27 de agosto de 2011

64.- DECÁLOGO PARA "PADRES"

Decálogo
La profesión de “padres” es una profesión a tiempo completo.
El padre o la madre, estén donde estén y hagan lo que hagan, no pueden abdicar de su profesión de padres. La presencia física de los padres, especialmente de la madre durante los primeros años de sus hijos, es decisiva para su evolución psíquica, afectiva e intelectual.
Esta presencia física no siempre es posible en el grado que a los padres les gustaría, por lo que deberán ingeniarse en la búsqueda de tiempos en los que puedan dar a sus hijos la vitamina psicológica del cariño que para el niño es más importante que las atenciones físicas y, por supuesto, que los juguetes o regalos caros con que se suele tratar de compensar la presencia física.
He aquí unos puntos, a modo de decálogo para padres, que pueden serles útiles:

1.- El cariño de los padres a los hijos no basta con decirlo, debe ser mostrado con los hechos. El amor de los padres es el alimento psíquico de los hijos, tan necesario o más que el alimento corporal.

2.- La ley de la compensación. Cuando, debido a las obligaciones laborales, los padres tengan que alejarse de sus hijos, deberán compensarlos a su vuelta, mediante una especial dedicación. No es cuestión de cantidad de tiempo sino de calidad de relación.


3.- Cuando los hijos van creciendo necesitan al padre y a la madre para compartir con ellos “sus cosas”, estudios, tareas, y para comentar sus dificultades y progresos. Con ello proporcionan a los hijos una seguridad y un bienestar que el dinero no puede comprar.


4.- Las horas de las comidas tienen especial importancia en la familia. Hay que dotarlas de un ambiente agradable, tal que todos están deseando que llegue la hora, y no sólo por comer, sino también por estar todos juntos en amena conversación. Los padres deben inculcar el placer de sentarse juntos a la mesa. No es ese el momento de las reprimendas ni de las llamadas al orden, éstas deberán dejarse para un momento más oportuno y hacerse individualmente.


5.- Los padres deben ser creadores del ambiente festivo del hogar. Aprovechar los cumpleaños para celebrar fiestas familiares; en la etapa difícil de la adolescencia, es una buena ocasión para conocer a los amigos de los hijos, invitarlos a la celebración y charlar amigablemente con todos. Celebrar en familia las grandes fiestas litúrgicas y civiles contribuirá a aumentar la alegría y la confianza.


6.- Los padres son los responsables de la educación de sus hijos. Deben, por tanto, mantener un contacto estrecho con los profesores y tutores, asistir a las reuniones de la Asociación de Padres y, en ella, aportar sus iniciativas y tomar nota de las que propongan los demás.


7.- Los padres deben disponer de tiempo para observar a sus hijos y reflexionar juntos sobre ellos, comunicarse sus impresiones, afianzarse en sus criterios de actuación o cambiarlos por otros más acordes a la realidad de cada momento y de cada hijo.


8.- Los padres deben disponer de tiempo para dialogar con sus hijos. Hablar y permitir que ellos hablen y, sobre todo, escucharles y educarles para que ellos aprendan a escuchar.

El diálogo padres-hijos, siempre sincero y cariñoso, debe empezar en la infancia y acrecentarse a medida que van creciendo; es especialmente necesario y difícil en la adolescencia, la etapa de la incertidumbre, de la falta de confianza en sí mismos, de la autoafirmación y creación de la personalidad. Los adolescentes, aunque no lo quieran reconocer y hasta lo desprecien, necesitan mucho del cariño, la comprensión y el consejo amoroso de los padres. Las armas de los padres son el cariño y la paciencia.

9.- Los padres deben inculcar a sus hijos los valores humanos y cristianos y hacerlo como la forma propia de vivir de la familia. Los hijos deben aprender de los labios y de los ejemplos de sus padres los valores de su familia; esas serán sus raíces y sus defensas ante una sociedad carente de norte.


10.- Los padres deben disponer de tiempo para rezar junto a sus hijos. Es loable, pero insuficiente, la bendición de la mesa; hay que reservar ratos para, con tranquilidad, leer algún texto de la Biblia y comentarlo con los hijos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario