Mi familia

miércoles, 24 de agosto de 2011

52.- FAMILIA Y PROGRAMAS POLÍTICOS


La familia ha sido tratada por algunos pensadores”, como una institución conservadora y burguesa, contraria a la modernidad, por lo que han intentado desprestigiarla, denostarla o silenciarla ante la juventud.
En una sociedad plural como la nuestra coexisten diversos modelos de sociedad, que reflejan, a su vez, las diversas concepciones de la familia y el papel de la misma en la sociedad. Estamos asistiendo a una creciente difusión de concepciones y conductas en los medios culturales y de comunicación social, planteadas en clara contraposición al valor insustituible que tienen el matrimonio y la familia para la sociedad y su futuro .
Los diversos partidos políticos coinciden en que “la familia es una institución básica de la sociedad”. Unos dicen que es “de derecho natural y que garantiza la propagación de la especie y el desarrollo integral del ser humano”.
Otros dicen que es “la unidad básica de producción y de consumo, el motor del desarrollo económico y social”.
Si es importante saber qué concepto tiene de la familia cada partido político, lo es mucho más comprobar si, una vez llegado al poder, hace una política familiar, sin paternalismo ni dirigismo sino de ayuda y de atención preferente.

¿Qué han hecho hasta ahora los partidos gobernantes?
Por regla general, se han movido en la pasividad permisiva; movidos por el valor de los votos electorales, no han hecho política familiar sino que, abdicando de sus obligaciones, han permitido que cada cual campe a su gusto. Cuando han intervenido ha sido para, sin paliativo alguno, discriminar al matrimonio y a la familia, adoptando medidas abiertamente contrarias a los bienes esenciales del matrimonio y de la familia.
Ahí está el status jurídico de las parejas de hecho y de los  llamados “matrimonios” de parejas homosexuales, que concede exenciones fiscales iguales o similares a las de los matrimonios y familias legítimamente constituídas. Ahí está la posibilidad de adopción por tales parejas.

Un agravio comparativo
La familia está fundada en el matrimonio, unión íntima de vida, complemento de un hombre y una mujer, con un vínculo estable y formal, libremente contraído, públicamente afirmado y al que se le ha confiado la transmisión de la vida. El matrimonio no es el resultado de la cultura, de la historia o de los dictados del poder, sino que pertenece a la propia naturaleza humana, en él el ser humano se desarrolla en el amor y se realiza como persona, gozando los esposos de la misma dignidad e igualdad de derechos.
Equiparar al matrimonio unas situaciones de convivencia totalmente diferentes constituye un agravio comparativo. 
Las parejas de hecho al no casarse no quieren usar la ley, tampoco la ley les debe conceder gozar de los derechos propios del matrimonio. Las parejas homosexuales son sólo eso, parejas, pero nunca serán matrimonio. Se les deben otorgar los derechos como personas y recibir el nombre de unión, no de matrimonio.

Hacia una política familiar
Las uniones, sean de parejas de hecho o de homosexuales, deben ser respetadas y reguladas pero no con prioridad al matrimonio.
Las actuaciones de la política familiar deben comprender una serie de puntos concretos que realmente beneficien a los matrimonios y a los hijos, futuro de la sociedad.
Se deben articular medidas en todos los ámbitos que afectan a la familia:
Concesión de préstamos, a bajo interés, para que los jóvenes puedan adquirir su vivienda; servicios que hagan compatibles la atención familiar y el trabajo; prestación económica ascendente por cada uno de los hijos; exención de impuestos de transmisión patrimonial; beneficios en materia asistencial, de educación y de seguridad social, etc.



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