1.- FUNCIÓN BIOLÓGICA
Se refiere a la reproducción humana. Toda sociedad que no tenga suficientes nacimientos para cubrir las bajas por fallecimientos, está llamada a desaparecer, en un tiempo más o menos largo.
La familia, en cuanto unión de un hombre y una mujer con intención de futura descendencia, es la célula vital de la sociedad. No se reproducen los individuos aislados, ni las parejas del mismo sexo; sólo la unión de un hombre y una mujer puede ser generadora de una nueva vida. Y esto es, precisamente, lo que hace el matrimonio.
Las uniones de personas del mismo sexo no pueden cumplir la función biológica de traer hijos al mundo, y, aunque mereciendo nuestro respeto en otras funciones que pueden desarrollar, no pueden ser comparadas con el matrimonio de un hombre y una mujer.Otra parte, no menos importante, de la función biológica es la subsistencia de los hijos a la que están obligados los padres: provisión de alimento y prestación de los cuidados necesarios para su desarrollo, garantizando la supervivencia de la especie y por tanto de la sociedad..
2.- FUNCIÓN EDUCADORA Y SOCIALIZADORA
Suele decirse que la educación de los hijos empieza en el nacimiento de los padres. En efecto, para que los padres puedan educar a sus hijos, antes, deben ellos haber sido educados. Nadie da lo que no tiene. El instinto y el propio rol de padre o madre les dirá, en la mayoría de los casos, lo que tienen que hacer; pero, deberán aprender otras muchas cosas.El padre y la madre son, por derecho y obligación, los principales educadores de sus hijos.
No pueden contentarse con delegar en otros esta importantísima función. Todos los demás, digamos familiares, profesores, amigos, etc. no deben ser más que cooperadores de los padres y siempre bajo su supervisión, nunca sus sustitutos.
En cumplimiento de esta misión educadora y socializadora, los padres, ambos, deben inculcar a sus hijos fuertes convicciones, los valores humanos, los valores religiosos, las costumbres, las tradiciones, las actitudes y normas propias de la sociedad en que viven, y más en concreto, propias de esa familia.
Así construirán los hijos su propia identidad, la imagen que cada uno tiene de sí mismo como ser distinto de los demás, con su personalidad, sus habilidades y conocimientos.
Todo esto lo aprenderán los hijos, no sólo de labios de sus padres y abuelos, sino sobre todo, de sus ejemplos. Los hijos aprenden a amar, viendo cómo aman sus padres; a perdonar, viendo cómo perdonan sus padres; a convivir, viendo cómo conviven sus padres, etc. Estas enseñanzas y ejemplos de los padres conformarán las raíces más profundas en la personalidad de los hijos y serán el mejor bagaje para su adolescencia y edad adulta. Todos tenemos ancladas nuestras raíces en nuestra propia familia. Una persona sin raíces es una persona sin familia y sin arraigo.
La familia es la encargada de propiciar que los hijos se desarrollen como miembros de la sociedad concreta en la que han nacido, con un sentido de pertenencia a la misma.
3.- FUNCIÓN DE SEGURIDAD
Se refiere a la obligación que tiene la familia de procurar la integridad y el bienestar de sus miembros. Se puede considerar los siguientes aspectos:
Seguridad física: procurar el cuerpo y la salud de sus miembros ante el riesgo de una agresión física, una enfermedad, un accidente, etc.
Seguridad moral: vivir los valores morales de la familia, prevenir a sus miembros de las malas amistades y hacer todo lo posible para evitar las lacras de la vagancia, la servidumbre, la explotación, el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, etc. Corregir los errores, dar el consejo oportuno y estimular ante la angustia o el fracaso.
Seguridad afectiva: dar el amor, el cariño o calor humano a los miembros de la familia. El ser humano necesita sentirse amado. No hay mayor desgracia que la de no tener a alguien que te diga: ¡Te quiero!
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