Mi familia

miércoles, 23 de enero de 2019

149.-AMOR Y DIÁLOGO (VF I)


Dada la cantidad de valores familiares, es imposible reflexionar sobre todos en un único artículo, en éste lo haré sobre el amor y el diálogo. En el siguiente, sobre “seguridad” y “sentido crítico” y, en el último sobre “ser” y solidaridad”.

AMOR 
Sin amor la vida se hace insoportable. El matrimonio sin amor no es matrimonio, es otra cosa.
Los antiguos griegos tenían la palabra "STORGÉ" para designar  el amor entre los miembros de la familia.
El amor es el motor que mantiene unida a la familia, es el ingrediente principal de la relación de pareja, del crecimiento y del desarrollo integral de los hijos. Amar es aceptar sin condiciones.
Todos necesitamos amar y ser amados.
Amor o utilitarismo es la disyuntiva del matrimonio. El amor se manifiesta en la vida afectiva de los esposos, en la amistad conyugal y en la educación de los hijos.

Gratuidad del amor: Estamos inmersos en un sociedad de consuma masivo, todo se compra y se vende, todo tiene un precio. Oferta y demanda.  
Las multinacionales dictan la ley. Gracias a Dios, sigue habiendo ámbitos en los que las cosas no se valoran por lo que cuestan, ni por su rentabilidad sino por su gratuidad, por lo que conlleva darlas sin esperar nada a cambio.
La familia es un ámbito privilegiado de gratuidad.
En la familia no solamente se actúa con la cabeza, se dan muchas situaciones, las que más calan, las que más van a perdurar, que brotan directamente del corazón, del amor sin límites.
La gratuidad respecto a los hijos
¿Cuánto vale una caricia? ¿Cuánto vale el cuento o el beso antes de dormir? ¿Y el tiempo de ayuda para hacer los deberes? ¿Y las horas de desvelo cuando está enfermo? ¿Y los permanentes cuidados? ¿Y los consejos? ¿Y cuando un nietecito dice “te quiero” al abuelo? Etc., etc., etc..  
Los hijos, al principio por su edad y después porque no piensan en ellas, no tienen presentes estas cosas. Las tendrán muy presentes cuando sean ellos el padre o la madre.
La gratuidad respecto al cónyuge
Cuando decidieron unir sus vidas, cada uno aportaba su historia, sus costumbres, su forma de ser y ambos hicieron un esfuerzo “de ajuste y de encaje”. De dos historias individuales crearon una común, parecida pero distinta a las anteriores.
Para ese encaje y ajuste fue necesaria mucha gratuidad y mucha generosidad. Las mismas que mutuamente se regalan para darse espacios de libertad, o para no forzar la entrada de la privacidad, o para dialogar con afecto y sinceridad, o para….
En el fondo, no es cierto que la gratuidad sea “dar algo sin recibir nada a cambio”. No es tal, sí se recibe algo a cambio, y mucho más de lo que se da.
La gratuidad es un manifestación de amor y, ya sabemos ...”amor con amor se paga”. Lo recibido supera con creces lo dado.
Bien se comprueba esto diariamente en el ámbito familiar y en los numerosos voluntarios de las ONGs que prestan tantos servicios. Siempre dicen que “reciben mucho más de lo que dan”.
Frase para recordar: "Tener un lugar para ir es tener un hogar. Tener alguien a quien amar es tener una familia. Tener ambas cosas es una bendición".

DIÁLOGO:
Aprendera dialogar tiene gran importancia en la familia. Los hijos aprenden a dialogar “viendo” cómo dialogan sus padres: hablan los dos, pero no se interrumpen, ni gritan (los gritos imponen pero no convencen); se miran a los ojos porque son totalmente sinceros.
No se puede hablar de diálogo cuando no hay sinceridad, cuando se miente o se oculta la verdad. De cara a los hijos es sumamente importante “cómo enseñarles a decir la verdad”. 
El diálogo debe estar siempre presente en la familia, entre otras razones, porque favorece la comunicación, la tolerancia, el conocimiento del otro y de sus circunstancias.
El diálogo familiar no es un monólogo de uno de los padres y el silencio del otro; tampoco es un monólogo del padre o de la madre y el silencio de los hijos.
Los hijos necesitan que los padres les hablen y que les escuchen. En muchas circunstancias esperan más ser escuchados. Es primordial que la familia tenga todos los días un tiempo reservado para conversar.
En familia se puede y debe hablar de todo; pero, sin olvidar la máxima: “Debate las ideas, pero respeta a las personas".


No hay comentarios:

Publicar un comentario