Tercera entrega de los valores personales:
PERTENENCIA: Es
la satisfacción de una persona por sentirse integrante de un grupo.
Es un tipo de amor y respeto, cuidado y servicio, hacia aquello que
reconocemos importante para nuestra identidad y arraigo.
La
pertenencia está relacionada con la identidad (¿quién
soy? ¿de dónde vengo?) y con la autoestima (me
siento orgulloso de quién soy y de dónde vengo), con la seguridad
y la aceptación de sí mismo.
La
pertenencia supone el desarrollo por el individuo de una actitud
consciente respecto a otras personas, a las que considera sus pares,
en las que se ve reflejado por identificarse con sus valores,
creencias o costumbres.
La
identificación con los valores de una familia o de un grupo es la
que genera la pertenencia.
La
familia da identidad al darnos los apellidos que nos
conectan con las raíces familiares, con la historia de nuestros
padres, abuelos y antepasados, con los lugares donde vivieron y los
trabajos que desempeñaron.
La
pertenencia hace que, entre los miembros de la familia o del grupo,
puedan surgir la generosidad, la empatía y la reciprocidad.
La
familia gana cuando todos y cada uno de sus miembros se sienten “en
su casa”. Padres, hijos y abuelos contribuyen al
proyecto común, nadie es anulado.
Sentirse
“de casa” es asumir todos las alegrías y las penas de cada uno;
es asumir que, incluso las peleas, no serán motivo de separación
sino de futura reconciliación.
La
frase: “Sentido
de pertenencia significa amar el sitio en el que vivimos y nos
realizamos”.
RESPONSABILIDAD:
¿Qué
es la responsabilidad?
Entre
las diversas acepciones tomamos la de
"valor que permite a las personas reconocer y asumir las consecuencias de sus actos".
El
ser humano tiene libertad de elección en cada uno de
sus actos: hacer o no hacer; hacerlo bien o hacerlo
mal. Todo acto libre produce unas
consecuencias, ser responsable es asumir esas
consecuencias. Así entendida, la responsabilidad es el
complemento necesario de la libertad.
Aprendizaje
de la responsabilidad
La
responsabilidad se enseña desde la infancia. Tanto en la familia
como en el colegio, se busca educar en valores. Una
de las frases que todos los niños y adolescentes (ellos y ellas) han
escuchado es “tienes que ser
responsable”.
En cada
etapa de su vida, ellos y ellas
deben aprender los valores e incorporarlos a su
personalidad.
Beneficios
de ser responsables
A) El
primer beneficio que obtiene cada adolescente y
adulto es poder definir la dirección de su
propia vida, los objetivos y metas a
conseguir y el camino a emplear.
B) El
que es responsable adquiere, día a día, mayor confianza
en sí mismo y en su toma de decisiones.
C) El
que es responsable tiene mayor facilidad para la práctica de
los valores, sean éstos personales,
familiares, cívicos o religiosos.
D) El
que es responsable se gana la confianza de los padres,
educadores amigos y conocidos. A todos nos
gusta y nos da seguridad rodearnos
de personas responsables.
Responsabilidad
y culpabilidad
Son
dos cosas muy distintas. Con frecuencia nos sentirnos responsables de
algo y, al mismo tiempo, sentimos que “no
es culpa nuestra”. Sólo
somos responsables de las decisiones, resultados o
situaciones que podemos controlar. Si, pudiendo
controlarlas, no lo hacemos, es natural que nos sintamos culpables.
La
misma regla hay que aplicar cuando se trata de culpabilizar a otra
persona. Antes hay que preguntarse si obró de forma intencionada o
no, si hizo todo lo que pudo o no para cumplir con su
responsabilidad.
Frase
para meditar: “Cuando
un hombre señala a otro con el dedo debe recordar que cuatro de sus
dedos le apuntan a él”.
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