VALORES
CÍVICOS
La
agrupación de los valores en personales, familiares, cívicos y
religiosos, es un tanto artificial, pues todos ellos, en la medida en
que contribuyen al desarrollo integral de la persona lo hacen al de
la sociedad.
La
peculiaridad de los valores cívicos es que tienen como finalidad el
desarrollo integral de la comunidad a la que pertenece.
Fundamento
de los valores cívicos
El
fundamento es:
1º
La conciencia de la dignidad de toda persona.
2º
La pertenencia a una comunidad local y global.
3º
El compromiso activo para conseguir una sociedad más justa.
Entre
los muchos valores cívicos, hago mi reflexión sobre estos seis:
Convivencia e igualdad, en este artículo y en los dos siguientes:
libertad y respeto; solidaridad y tolerancia.
Remito
a mi artículo: La convivencia matrimonial, familiar y social.
IGUALDAD
Fundamento
de la igualdad
La
igualdad se fundamenta en el reconocimiento de la igual dignidad de
todos los seres humanos, por el hecho de ser humanos, lo que confiere
una serie de derechos fundamentales inviolables.
La
dignidad de la persona es un valor superior a cualquier ley e
inalterable por razón de las circunstancias.
La
igualdad de mujeres y hombres
La
creencia generalizada por todos los pueblos era que “la mujer es
por naturaleza inferior al hombre”. Hasta mediados del siglo XIX no
se produce la revolución en cuanto a las ideas sobre la mujer y su
papel en la sociedad. Comparada con los largos siglos y hasta
milenios de sumisión de la mujer al varón, puede decirse que la
historia de la búsqueda de la igualdad entre ambos apenas ha
comenzado.
John
Stuart Mill, en su obra “La esclavitud de las mujeres”(1869)
abordó el tema de la desigualdad entre mujeres y hombres como “uno
de los principales obstáculos para el progreso de la Humanidad”,
obstáculo que debe ser superado mediante “una perfecta
igualdad, sin privilegio ni poder para un sexo ni incapacidad alguna
para el otro”.
En
lo que se refiere a nuestro país, se puede decir que en los últimos
cuarenta años, las mujeres españolas han protagonizado el mayor
avance de toda su historia.
El
principio de igualdad
El
principio de igualdad es la garantía general de un trato igual y no
discriminatorio de las personas por parte de los poderes públicos.
Esta garantía se despliega en dos niveles: igualdad a la hora de
establecer una disposición fijando los derechos y obligaciones, y a
la hora de aplicar esa disposición.
El
principio de igualdad supone el reconocimiento a cada persona de su
derecho individual a la igualdad de trato y a la no discriminación.
Los poderes públicos deben ser garantes del principio de igualdad y
atender a la mejora de las condiciones de vida de todos, en especial
de las personas y grupos más desfavorecidos social, económica o
culturalmente.
La
discriminación
Es
una situación en la que una persona o grupo es tratada de forma
desfavorable a causa de prejuicios raciales, religiosos, ideológicos,
políticos, sexuales, laborales, o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social.
La
discriminación positiva
Dadas
las desventajas tradicionales de la mujer frente al hombre, el
principio de igualdad exige “una discriminación positiva en
favor de la mujer”.
La
igualdad no implica uniformidad total. Todos somos diferentes por
constitución biológica y porque ésta ha tomado perfiles diferentes
en los procesos de crecimiento, culturales y sociales.
La
igualdad implica “un trato igual entre iguales” y por
tanto, “un trato desigual entre desiguales”. Esto quiere
decir que, mientras que las mujeres por sus desventajas tradicionales
sean desiguales a los hombres, deberán tener una discriminación
positiva, hasta lograr la igualdad entre ambos como personas.
La
igualdad de hombres y mujeres y la identidad de sexos.
Se
trata de una igualdad respetuosa con la diversidad e
integradora
de lo específico de mujeres y hombres, que corrija la tendencia a la
imposición generalizada del modelo masculino. La igualdad tiene como
raíz y fundamento la dignidad como persona, del hombre y de la
mujer.
Esa
dignidad exige la igualdad de trato en cuanto a derechos y
obligaciones, e incluso un trato más favorable cuando las
condiciones personales sean un obstáculo para la igualdad real de
oportunidades. No obstante, esa igualdad no permite ignorar la
diferencia entre sexos, no sólo de carácter físico sino también
psicológico.
Las
diferencias entre hombre y mujer no derivan solo del contexto
cultural en el que se han desarrollado sino que tienen un fundamento
genético. Reconocer este planteamiento ayuda a remover las barreras
que impiden la plena integración de la mujer en la sociedad, sin
renunciar a ser ella misma. La integración no puede interpretarse
como asimilación de ambos sexos.
IGUALDAD
DE DERECHO
Son
muy numerosas las directivas y manifestaciones existentes de diversos
organismos europeos y nacionales para promover la igualdad de derecho
entre las mujeres y los hombres.
He aquí algunos de los temas más significativos:
He aquí algunos de los temas más significativos:
En
el ámbito laboral:
Igualdad
de oportunidades de acceso al empleo, igualdad retributiva para
puestos de trabajo de igual valor, igualdad de acceso a la formación
y formación profesional, igualdad en las condiciones de trabajo,
lucha contra el acoso sexual, participación equilibrada de mujeres y
hombres en la toma de decisiones, etc.
En
la vida familiar
1.-
Combatir la violencia ejercida sobre las
mujeres, los niños y los adolescentes. Esta violencia ha
llegado a cotas tan altas que, no sólo a las mujeres sino también a
los hombres se nos hace insoportable. Mujeres y hombres hemos de
unirnos y gritar muy fuerte:
¡Basta
ya! ¡No queremos más asesinatos!
Los
hombres maltratadores de mujeres, que son los futuros asesinos,
merecen toda nuestra repulsa y desprecio porque tratan a las mujeres
comos una posesión. Deberían entender que ninguna persona es
posesión de nadie. Lo contrario es salir de la civilización y volver
a la selva.
2.-
Conciliación de la vida laboral y familiar. La
mujer ha conquistado su derecho al trabajo fuera del hogar y en
muchos casos (por desgracia, no en todos) lo ejerce. Es intolerable
que muchas mujeres, si quieren seguir trabajando, tengan que
renunciar o aplazar la maternidad. Los legisladores deberían
favorecer una perfecta conciliación de
la vida laboral y familiar de las mujeres; sería, además, la mejor
manera de aumentar el índice de natalidad, que es muy bajo en
nuestro país.
3.-
Reparto equitativo de las tareas del hogar, Cuando las mujeres
permanecían en el domicilio, era lógico que ellas hiciesen las
tareas del hogar. La situación,por suerte, ha cambiado y ahora tanto
la mujer como el hombre puede trabajar fuera. Si es así (lo digo
porque la tasa de paro es muy grande), si los dos tienen trabajo,
justo es que los dos se repartan las tareas del hogar.
4.-
Podría añadir otros muchos. Los omito por razón de brevedad
y por creer que son de sobra conocidos.
IGUALDAD
DE HECHO
Por
desgracia, se cumple lo del refrán que dice: No es igual predicar
que dar trigo. No es igual
legislar que aplicar las leyes. Queda mucho, tanto para legislar todo
lo que necesitan las mujeres como para llevarlo a la práctica. ¡Hay
que seguir remando!
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