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jueves, 31 de enero de 2019

152.-CONVIVENCIA E IGUALDAD (VC I)


VALORES CÍVICOS
La agrupación de los valores en personales, familiares, cívicos y religiosos, es un tanto artificial, pues todos ellos, en la medida en que contribuyen al desarrollo integral de la persona lo hacen al de la sociedad.
La peculiaridad de los valores cívicos es que tienen como finalidad el desarrollo integral de la comunidad a la que pertenece.

Fundamento de los valores cívicos
El fundamento es:
La conciencia de la dignidad de toda persona.
La pertenencia a una comunidad local y global.
El compromiso activo para conseguir una sociedad más justa.

Entre los muchos valores cívicos, hago mi reflexión sobre estos seis: Convivencia e igualdad, en este artículo y en los dos siguientes: libertad y respeto; solidaridad y tolerancia.

CONVIVENCIA

IGUALDAD
Fundamento de la igualdad
La igualdad se fundamenta en el reconocimiento de la igual dignidad de todos los seres humanos, por el hecho de ser humanos, lo que confiere una serie de derechos fundamentales inviolables.
La dignidad de la persona es un valor superior a cualquier ley e inalterable por razón de las circunstancias.

La igualdad de mujeres y hombres
La creencia generalizada por todos los pueblos era que “la mujer es por naturaleza inferior al hombre”. Hasta mediados del siglo XIX no se produce la revolución en cuanto a las ideas sobre la mujer y su papel en la sociedad. Comparada con los largos siglos y hasta milenios de sumisión de la mujer al varón, puede decirse que la historia de la búsqueda de la igualdad entre ambos apenas ha comenzado.
John Stuart Mill, en su obra “La esclavitud de las mujeres”(1869) abordó el tema de la desigualdad entre mujeres y hombres como “uno de los principales obstáculos para el progreso de la Humanidad”, obstáculo que debe ser superado mediante “una perfecta igualdad, sin privilegio ni poder para un sexo ni incapacidad alguna para el otro”.
En lo que se refiere a nuestro país, se puede decir que en los últimos cuarenta años, las mujeres españolas han protagonizado el mayor avance de toda su historia.

El principio de igualdad
El principio de igualdad es la garantía general de un trato igual y no discriminatorio de las personas por parte de los poderes públicos. Esta garantía se despliega en dos niveles: igualdad a la hora de establecer una disposición fijando los derechos y obligaciones, y a la hora de aplicar esa disposición.
El principio de igualdad supone el reconocimiento a cada persona de su derecho individual a la igualdad de trato y a la no discriminación. Los poderes públicos deben ser garantes del principio de igualdad y atender a la mejora de las condiciones de vida de todos, en especial de las personas y grupos más desfavorecidos social, económica o culturalmente.

La discriminación
Es una situación en la que una persona o grupo es tratada de forma desfavorable a causa de prejuicios raciales, religiosos, ideológicos, políticos, sexuales, laborales, o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
La discriminación positiva
Dadas las desventajas tradicionales de la mujer frente al hombre, el principio de igualdad exige “una discriminación positiva en favor de la mujer”.
La igualdad no implica uniformidad total. Todos somos diferentes por constitución biológica y porque ésta ha tomado perfiles diferentes en los procesos de crecimiento, culturales y sociales.
La igualdad implica “un trato igual entre iguales” y por tanto, “un trato desigual entre desiguales”. Esto quiere decir que, mientras que las mujeres por sus desventajas tradicionales sean desiguales a los hombres, deberán tener una discriminación positiva, hasta lograr la igualdad entre ambos como personas.

La igualdad de hombres y mujeres y la identidad de sexos.
Se trata de una igualdad respetuosa con la diversidad e
integradora de lo específico de mujeres y hombres, que corrija la tendencia a la imposición generalizada del modelo masculino. La igualdad tiene como raíz y fundamento la dignidad como persona, del hombre y de la mujer.
Esa dignidad exige la igualdad de trato en cuanto a derechos y obligaciones, e incluso un trato más favorable cuando las condiciones personales sean un obstáculo para la igualdad real de oportunidades. No obstante, esa igualdad no permite ignorar la diferencia entre sexos, no sólo de carácter físico sino también psicológico.
Las diferencias entre hombre y mujer no derivan solo del contexto cultural en el que se han desarrollado sino que tienen un fundamento genético. Reconocer este planteamiento ayuda a remover las barreras que impiden la plena integración de la mujer en la sociedad, sin renunciar a ser ella misma. La integración no puede interpretarse como asimilación de ambos sexos.

IGUALDAD DE DERECHO
Son muy numerosas las directivas y manifestaciones existentes de diversos organismos europeos y nacionales para promover la igualdad de derecho entre las mujeres y los hombres. 
He aquí algunos de los temas más significativos:
En el ámbito laboral:
Igualdad de oportunidades de acceso al empleo, igualdad retributiva para puestos de trabajo de igual valor, igualdad de acceso a la formación y formación profesional, igualdad en las condiciones de trabajo, lucha contra el acoso sexual, participación equilibrada de mujeres y hombres en la toma de decisiones, etc.
En la vida familiar
1.- Combatir la violencia ejercida sobre las mujeres, los niños y los adolescentes. Esta violencia ha llegado a cotas tan altas que, no sólo a las mujeres sino también a los hombres se nos hace insoportable. Mujeres y hombres hemos de unirnos y gritar muy fuerte:
¡Basta ya! ¡No queremos más asesinatos!
Los hombres maltratadores de mujeres, que son los futuros asesinos, merecen toda nuestra repulsa y desprecio porque tratan a las mujeres comos una posesión. Deberían entender que ninguna persona es posesión de nadie. Lo contrario es salir de la civilización y volver a la selva.
2.- Conciliación de la vida laboral y familiar. La mujer ha conquistado su derecho al trabajo fuera del hogar y en muchos casos (por desgracia, no en todos) lo ejerce. Es intolerable que muchas mujeres, si quieren seguir trabajando, tengan que renunciar o aplazar la maternidad. Los legisladores deberían favorecer una perfecta conciliación de la vida laboral y familiar de las mujeres; sería, además, la mejor manera de aumentar el índice de natalidad, que es muy bajo en nuestro país.
3.- Reparto equitativo de las tareas del hogar, Cuando las mujeres permanecían en el domicilio, era lógico que ellas hiciesen las tareas del hogar. La situación,por suerte, ha cambiado y ahora tanto la mujer como el hombre puede trabajar fuera. Si es así (lo digo porque la tasa de paro es muy grande), si los dos tienen trabajo, justo es que los dos se repartan las tareas del hogar.


4.- Podría añadir otros muchos. Los omito por razón de brevedad y por creer que son de sobra conocidos.


IGUALDAD DE HECHO
Por desgracia, se cumple lo del refrán que dice: No es igual predicar que dar trigo. No es igual legislar que aplicar las leyes. Queda mucho, tanto para legislar todo lo que necesitan las mujeres como para llevarlo a la práctica. ¡Hay que seguir remando!

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