¡¡¡
Querer no significa sobreproteger ni sobreexigir!!!
El
trato afectuoso natural entre padres e hijos necesita actitudes claras y firmes
por parte del adulto, para conseguir las conductas más adecuadas por parte de
los hijos. Aunque le sea molesta, el
niño necesita la autoridad de los padres para
tener una referencia de lo que debe hacer; referencia muy válida, pues proviene
de quienes más le quieren.
Alabar
y corregir adecuadamente es la base fundamental de una educación y relación
equilibradas y la única manera de conseguir autoridad y respeto.
2. Comunicación:
¡¡¡
Si quieres que te hable, háblale!!!
Dedicar
cada día un buen rato a la conversación y al juego con el hijo es uno de los
criterios más importantes para conocerle mejor, crear un ambiente en el que se
establezcan lazos afectivos cada vez más fuertes y conseguir que se sienta
seguro y feliz a vuestro lado.
3.
Exigencias proporcionadas a la edad del niño:
¡¡¡
Las responsabilidades crecen a la vez que el niño!!!
Sería
inútil pensar que un niño de corta edad puede comportarse como un adulto. Si el
niño no es capaz de entender lo que se le pide que haga, podríamos caer en una
desobediencia continua y en una sensación de fracaso que en nada ayudaría a una
correcta educación.
4.
Igualdad de responsabilidad y de implicación del padre y de la madre en la
educación:
¡¡¡
Lo bien repartido...!!!
Tanto
el padre como la madre tienen la misma importancia en la educación del niño,
por lo que no ha de recaer esta responsabilidad más en uno que en otro. La
falta de tiempo no puede ser una disculpa. “La calidad no depende de la
cantidad”.
5.
Unidad de criterios de actuación en la pareja:
¡¡¡
Si uno le dice “no”, el otro no puede decirle “si”!!!
El
padre y la madre deben ponerse de acuerdo en cuándo se le debe corregir y
cuándo se le debe premiar, y también en cómo han de hacerlo. Si no hay unidad
de criterios, el niño nunca sabrá lo que debe o no debe hacer, y ellos perderán
autoridad y respeto.
6.
Ofrecer modelos adecuados de conducta:
¡¡¡
Los niños aprenden lo que ven!!!
Todo
aquello que queremos que el niño aprenda, ha de verlo previamente en los
padres. No se puede pedir, por ejemplo que no grite, gritándole; que no pegue,
pegándole; que rece sus oraciones, si no ve rezar a sus padres etc.
7.
Implicación de la familia extensa en la educación de los niños:
¡¡¡
Porque la familia extensa también educa!!!
Si
los padres quieren conseguir un objetivo con su hijo, y el resto de la familia,
abuelos, tíos y demás parientes, hacen todo lo contrario, se creará en el niño
un conflicto a la hora de decidir lo que es correcto; el niño siempre
preferirá lo que le sea más fácil o agradable que no tiene por qué ser lo mejor.
8.
Convertirnos en sus compañeros de juego
¡¡¡
Aprender jugando es más divertido!!!
Le
daremos la oportunidad de explorar, de manipular, de descubrir nuevas
experiencias, de conocer los posibles riesgos y evitarlos..., etc. cediendo
poco a poco el terreno a su propia iniciativa. Sabiendo los padres que están
ante su hijo, aprovecharán la ocasión para ofrecerle los mejores ejemplos en
todas las facetas del juego.
9.
Favorecer su autonomía
¡¡¡
Dejémosle crecer!!!
Enseñándole
pequeños hábitos y habilidades que le permitan ser cada vez más capaz de actuar
de forma autónoma en la comida, la higiene, las conductas..., etc.
10.
Facilitar su sociabilidad
¡¡¡Entre
iguales el niño se siente contento!!!
Es
importante darles la oportunidad de conectar con otros niños y niñas de su
edad, para favorecer su desarrollo social y un mayor conocimiento de sus
propias posibilidades. Celebrar el cumpleaños invitando a los amigos del
colegio o del equipo de juego. Pequeñas excursiones familiares, etc.
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