Indice:
EL
AMOR CRISTIANO
Introducción
1.-
Antiguo Testamento
1.1.-
Yavé escogió a sus amigos y confidentes: Abraham, Moisés y los
profetas.
1.2.-
El mandamiento del amor.
1.2.1.-
Yavé es un Dios personal que ama
1.2.2.-
Yavé es un Dios personal que quiere ser amado
1.2.3.-
Yavé es un Dios personal que educa a su pueblo en el amor.
1.2.3.1.-
El vengador de la sangre
1.2.3.2.-
La ley del talión
1.2.3.3.-
La prohibición de la venganza
1.2.3.4.-
El amor al prójimo
2.-
Nuevo Testamento
2.1.-
El amor DE Dios a todos los seres humanos
2.2.-
El amor de los seres humanos A Dios
2.3.-
El amor de los seres humanos entre sí
Introducción:
Antes de adentrarme en la reflexión sobre los valores religiosos, he
de hacer notar que he intercalado dos temas: “Manifestacionesdel amor” porque este
sentimiento no solo se presenta como valor religioso (del que versará
este artículo) sino que admite otras diversas manifestaciones y es
lógico hablar de ellas y “Coincidenciasy diferencias entre las religiones” porque hay muchas
religiones (las trato en el artículo, aunque brevemente dada su
importancia y trascendencia) y, antes de hablar sobre los valores
religiosos, he creído conveniente hacerlo sobre las diversas
religiones.
Dicho
esto, reflexionaré solamente bajo el punto de vista bíblico sobre
estos valores religiosos: amor, fe, esperanza, justicia, paz y
perdón.
EL
AMOR CRISTIANO
El
abajamiento de Dios por amor
¿Cómo
Dios, tan grande y poderoso, puede abajarse por amor al ser humano,
tan pequeño e imperfecto? Si Dios se abaja de esta manera,¿cómo
puede corresponderle el ser humano? ¿Qué relación hay entre el
amor de Dios y el de los hombres?
La
respuesta a estas cuestiones la encontramos en la Sagrada Escritura,
donde vemos que Dios toma la iniciativa y entabla un diálogo de amor
con el ser humano y, en nombre de este amor, le induce y enseña el
amor de unos a otros.
1.-
ANTIGUO TESTAMENTO (AT)
En
todos y cada uno de sus libros, aparece el designio amoroso de Dios para salvar al ser humano que, creado
libre, debe corresponder al amor que Dios le manifiesta.
Adán
trastocó el plan de Dios y se apartó de Él, pero Dios manifestó
su bondad y misericordia perdonando la ofensa y restableciendo el
recorrido de su designio con sucesivas promesas de salvación.
Yavé,
el Dios único en el que cree Israel, ama personalmente con un amor
de predilección, por eso lo escogió entre los demás pueblos para
que fuera su instrumento de salvación para toda la humanidad.
1.1..-
Dios escogió a sus amigos y confidentes.
Eligió
a Abraham, un pagano, “vuestros padres, Taré,
padre de Abraham y de Najor… servían a otros dioses” (Jos
24,2); le hizo su amigo, “Tú, Israel, eres mi siervo, Yo te
elegí, progenie de Abraham, mi amigo” (Is 41,8); le hizo su
confidente, “¿He de encubrir a Abraham lo que voy a hacer?”
(Gen 18,17).
Abraham
correspondió al amor de Dios: siguiendo la llamada de Dios abandonó
su tierra (Gen 12,1); su confianza en Dios fué tan grande que no
dudó en sacrificar a su propio hijo (Gen cap 22) y Dios premió su
fe haciéndole padre de un gran pueblo, Israel (Gen 22, 15-18).
Eligió
a Moisés. “Yavé le llamo en medio de la zarza
ardiendo
¡Moisés!
¡Moisés! (Ex 3,4) y le
expuso su plan para sacar de Egipto al pueblo de Israel. Moisés es
el confidente con el que “Yavé habla cara
acara, como habla un hombre con su amigo” (Ex 33,11).
Eligió
a los profetas, “Yavé
me tomó y me dijo: Ve a profetizar a mi pueblo Israel”
(Os 7,15); les hizo sus confidentes: “No hace nada Yavé sin
revelar su designio a sus siervos los profetas” (Os 3,7); a
través de los profetas comunica al hombre lo que éste no puede
descubrir por sus propias fuerzas: el designio amoroso de salvación
que se cumplirá en Jesucristo.
1.2.-
El mandamiento del amor
1.2.1.-Yavé
es un Dios personal que ama
Yavé
se presenta como un Dios personal que ama al pueblo de Israel.
“Cuando Israel era niño yo le amé y de Egipto llamé a mi
hijo” (Os 11,1). “Porque Yavé os amó… os sacó de
Egipto” (Dt 7,8). “Yo seré su
Dios y ellos serán mi pueblo” (Jer 31,33). La historia de
amor de Yavé con Israel le hace experimentar que la fidelidad al
único Dios es la fuente de su alegría y felicidad. “¿No te
tengo a ti en el cielo?; y contigo, ¿qué me importa la
tierra?...Para mí lo bueno es estar junto a Dios” (Sal
73,25.28)
El
amor de Yavé por su pueblo es un amor de entrega gratuita, sin
ningún mérito anterior y es es un amor que perdona una y otra vez.
Yavé
muestra su amor con diversas imágenes:
Como
pastor fiel: “Así dice Yavé: Yo mismo iré a buscar a mis
ovejas” (Ez 34,11).
La
imagen de la viña: “La viña de Yavé es la casa de Israel”
(Is 5,7).
El
amor de Yavé se extiende sobre todos los oprimidos y necesitados:
“(Yavé) hace justicia a los oprimidos, da pan a los
hambrientos, libera a los presos, abre los ojos a los ciegos, yergue
a los encorvados, ama a los pobres, guarda a los peregrinos,
sustenta al huérfano y a la viuda” (Sal 146,
7-9).
Incluso
se extiende sobre la ciudad pagana de Nínive (Jon 4,11) y a los
extranjeros, ”Amad al extranjero, porque extranjeros
fuisteis vosotros en la tierra de Egipto” (Dt 10,19)
1.2.2.-
Yavé es un Dios personal que quiere ser
amado
El
amor de Yavé debe ser correspondido por el hombre: “Amarás a
Yavé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu
fuerza” (Dt 6,5)
Sería
prolijo indicar todos los versículos bíblicos véterotestamentarios
en los que aparece la falta de correspondencia humana al amor de
Yavé. En todo el AT se suceden permanentemente el amor de Yavé, la
correspondencia de Israel seguida de la bendición divina o la no
correspondecia del pueblo seguida del castigo de Yavé.
1.2.3.-
Yavé es un Dios personal que educa
a su pueblo en el
amor. Esta educación tiene sus pasos:
1.2.3.1.-“El
vengador de la sangre”
(el pariente más próximo a
la víctima) es
una
figura que aparece en el primitivo Israel nómada. “El
vengador de la sangre matará (al asesino) cuando le encuentre”
(Núm 35,21).
Israel,
ya pueblo sedentario, conservó la costumbre del vengador de la
sangre (2Sa 3, 27); pero,
para prevenir los excesos, el
vengador solo podía
actuar en los homicidios voluntarios y tras un proceso en la ciudad
refugio donde se hubiese
acogido el asesino.
Dado
el ánimo excitado de los parientes de la victima de un asesinato y
la dificultad de determinar la culpabilidad del presunto asesino, se
brinda a éste
la posibilidad de refugio, ya sea ante el altar, “Joab
se refugió en el tabernáculo de Yavé”
(1Re 2,28) o en las ciudades refugio,
“elegiréis
ciudades de refugio donde pueda refugiarse el homicida”
(Nú 35,11).
“El
homicida que allí se refugie tendrá salva la vida, si mató a su
prójimo sin querer”
(Dt 10,4).
1.2.3.2.-
La
ley del talión: “Vida
por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por
mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida,
cardenal por cardenal”
(Ex 21, 23-24).
La
ley del talión es un avance contra la venganza ilimitada de los
tiempos del nomadismo. La
legislación israelita suaviza la ley del talión admitiendo la
compensación pucuniaria (Ex
21, 18-19).
1.2.3.3.-La
prohibición de la venganza: A
pesar de los esfuerzos, el deseo de venganza ocupa el corazón de los
israelitas.
Yavé
prohibe la venganza e
inculca el perdón,
”No
tendrás en tu corazón odio contra tu hermano...No te vengarás ni
guardarás rencor a los hijos de tu pueblo”. (Lev
19, 17-18).
José
no se vengó de sus hermanos que le habían vendido a los amalecitas
(Gen 37,28), sino que los perdonó: “No os aflijáis y no os
pese haberme vendido pues para vuestra vida Dios me ha traído
aquí” (Gen 45, 5).
David
no se vengó de Saúl, “llegaron David y Abisay y encontraron a
Saúl durmiendo….David dijo: No le mates… Yavé me libre
de poner la mano sobre su ungido” (1Sa 26,7.9.11).
En
todo caso, el deber del perdón todavía quedaba restringido a los
hermanos de raza, así vemos que el libro de los Jueces no critica la
venganza de Sansón contra los filisteos (Jue 15,3.7).
1.2.3.4.-
El amor al prójimo
En
el libro del Levítico se extiende a
todos el deber del amor: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo, Yo, Yavé” (Lev 19,18). La palabra “prójimo”
incluye a todos, sean judíos o gentiles.
El
libro del Eclesiástico abunda en la
misma idea. “El que se venga será víctima de la
venganza del Señor… perdona a tu prójimo la injuria y tus
pecados, a sus ruegos, te serán pedonados. ¿Guarda el
hombre rencor contra el hombre e irá a pedir perdón al Señor?”
(Eclo 28,1-3)
El
libro de los Proverbios indica. ”No
digas: Como me ha tratado a mí le trataré yo a él, y le daré lo
que se merece” (Pro 24,29)
2.-
NUEVO TESTAMENTO (NT)
2.1.-
El amor DE
Dios a todos los seres humanos.
"Tanto
amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para
que todos los que creen en Él
tengan vida eterna".(Jn 3,16).
“El
amor de Dios hacia nosotros se manifestó en que Dios envió al mundo
a su Hijo unigénito para que nosotros vivamos por Él”
(1Jn 2,9)
La
originalidad
del NT es que
el amor manifestado por Yavé, en el AT, a través de sus acciones,
ahora, en el NT, lo manifiesta en la humanidad de Jesucristo, Dios
hecho carne. La encarnación de Dios por amor al ser humano
es la forma más insospechada e inaudita, pero más
real,
del amor.
Con
la luz de esta abajamiento de Dios podemos entender
las parábolas de Jesús:
La
del buen pastor (Jn 10,1-16): que
recorre valles y montes en busca de la oveja perdida.
La parábola de la misericordia (Lc 15, 11-32), el padre sale al encuentro del hijo
descarriado y lo abraza.
Podemos
calibrar el ser y actuar de Cristo que
se entrega y muere en la cruz para dar nueva
vida
a la humanidad. Este
es el amor en su forma más radical. Así
podemos
entender que San Juan diga que “Dios
es amor”
(1Jn 4,8).
Al
instituir el sacramento de la Eucaristía, Jesús perpetuó su
entrega. La Palabra, la Sabiduría eterna de Dios, se hizo hombre en
las entrañas de la virgen María y se convierte
en verdadera comida en la Eucaristía (1),
es una unión perfecta entre Dios y el ser humano. No es posible
concebir mayor abajamiento de Dios ni mayor elevación del ser
humano.
2.2..-
El amor de los seres humanos A
Dios:
Un
antiguo aforismo escolástico dice: Nihil volitum nisi praecognitum
(Nada puede ser amado si antes no es conocido). El
amor a algo o a alguien presupone el conocimiento de ese algo o de
ese alguien.
¿Cómo
conocer a Dios? A
Dios, como a todas las personas,
se
le puede conocer por sus
palabras
y por sus
obras.
Las palabras, para ser creíbles, deben ser ratificadas por los obras.
Jesús
dijo a los judíos: “Si
no hago las obras de mi Padre, no me creáis;
pero si las hago, ya que no me creáis a mí, creed a las obras”
(Jn 10, 37-38).
En
la Sagrada Escritura se
narran las palabras
y las
obras de Dios que dan
fuerza y valor a sus palabras.
Conoceremos
a Dios meditando sobre diversos pasajes de la Biblia,
meditando
sobre
las palabras
y obras de
Jesús,
atendiendo a las
enseñanzas
de
la Iglesia
y a los ejemplos de los santos que tanto amaron a Dios.
Por
este
conocimiento llegaremos
a
amar
a
Dios, bajo la acción de su Espíritu. Conocer
a Jesús es conocer a Dios.
¿Quién
es Jesús?: A)
Para los no creyentes de buena voluntad, Jesús es un hombre
extraordinario, pero solo un hombre, un rabí fuera de serie por su
doctrina y por la época cuando la presentó.
B)
Para los judíos y musulmanes,
Jesús
es un profeta, un enviado de Dios que habla en su nombre.
C)
Para los creyentes en Jesús, Él es la segunda pesona de la Trinidad
que
se hizo hombre en las entrañas de la Virgen María; en cuanto Dios,
igual al Padre y al Espíritu Santo, por ser los tres un solo y único
Dios; en cuanto hombre, igual a los demás hombres, excepto en el
pecado. Un abismo que la razón humana intenta comprender en la
reflexión, el estupor y la escucha; un abismo en cuyo fondo brilla
el amor de Dios. Solo los ojos de la fe pueden ver a Jesús en su
totalidad, aunque el misterio no pueda ser abarcado ni comprendido.
Moradas
de Dios: El
amor a Dios convierte a los creyentes en moradas de Dios. "Jesús
les dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará
y vendremos a él y en él haremos morada" (Jn
14,23). Cultivar la
presencia de Dios en
uno mismo y en el prójimo es una espiritualidad propia de los
creyentes.
Ver
a Dios en el prójimo es socorrerle en sus necesidades: "Tuve
hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber;
peregriné y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis; enfermo y
me visitasteis; preso y vinisteis a verme" (Mt 25,35).
"Cuantas veces hicisteis eso a uno de mis hermanos menores, a
mí me lo hicisteis" (Mt 25,40).
Y
serán recompensados: "Venid, benditos de mi Padre, tomad
posesión del Reino" (Mt 25,34)
El
primer mandamiento
Cuando
un fariseo pregunta a Jesús “¿Cuál
es el mandamiento más grande de la Ley?”
(Mt 22,36). Jesús le responde:
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma
y con toda tu mente. Este es el más
grande y primer mandamiento.”
(Mt 22,37-38).
¿Por
qué los seres humanos tenemos que amar a Dios?
*
Por
ser Él quien es: suma bondad, belleza y misericordia.
*
Porque Él nos amó primero.
*
Por agradecimiento a sus innumerables beneficios.
2.3.-
El amor de los seres humanos entre sí
El
NT eleva el amor a Dios a la categoría de primer mandamiento y al
amor al prójimo a la segunda (Mt
22,
37-39).
“El
segundo mandamiento, semejante al primero, es: Amarás al prójimo
como a ti mismo”
(Mt 22,39).
Son
dos amores unidos e inseparables. “Si
alguno dijere: Amo a Dios,
pero aborrece a su hermano, miente. Pues el que no ama a su hermano,
a quien ve, no es posible que ame a Dios, a quien no ve. Y
nosotros tenemos de Él este precepto: que quien ama a Dios ame
también a su hermano”
(1Jn 4,20-21).
San
Pablo, en el capítulo 13 de su primera Carta a los Corintios,
escribe las palabras más bellas que se han escrito sobre el amor.
El
amor a los enemigos:
En
el AT regía la ley del talión. En en NT rige la del amor. “Pero
yo os digo: amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os
aborrecen, bendecid a los que os maldicen y orad por los que os
calumnian”
(Lc 6, 27)
Este
es el amor perfecto al prójimo y también la dificultad máxima.
(1)
La
palabra ágape conserva
actualmente el significado de “comida”,
tomado de las
reuniones que hacían los
primeros cristianos.
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