Mi familia

viernes, 21 de febrero de 2014

130.- ¿CONOZCO A LOS AMIGOS DE MI HIJO?


Botellón
Una experiencia
Cuando mis hijos no habían llegado a la pubertad, todos los fines de semana salía toda la familia a la montaña, a la Casa de Campo de Madrid o a Pedraza, un pueblo precioso de la montaña segoviana, y los veranos pasábamos un mes en la playa. Esto se acabó cuando mis hijos llegaron a la pubertad. Ya no les apetecía tanto pasar el tiempo de ocio con los padres, preferían pasarlo con sus amigos.
El grupo de amigos
Mi experiencia personal no es un caso aislado sino la norma general de todos los púberes y adolescentes. Llegados a esta edad, necesitan encontrar y reafirmar su propia identidad. Están en un terreno incierto: Ya no son niños, pero tampoco son adultos, la familia se les ha quedado pequeña, necesitan salir al exterior, descubrir el mundo y su lugar en él.
Hasta ahora han vivido a la sombra de sus padres; en adelante, lo harán integrados en un grupo de chicos y chicas de su misma edad, con los mismos gustos, ideas y aficiones. Con ellos se sentirán cómodos y establecerán relaciones de confianza y amistad, pues todos navegan en el mismo barco y a todos les suceden las mismas cosas.
Integrados en su grupo de iguales, los chicos y chicas maduran y adaptan sus caracteres, su personalidad e incluso sus gustos a la nueva etapa.
Los adolescentes sin amigos se hacen solitarios, son infelices y tienen más dificultades para pasar esta etapa de su vida, en la que se hacen más visibles los cambios de conducta originados tanto por la creciente madurez del adolescente como por la influencia del grupo de amigos.

La influencia del grupo de amigos
Algunos padres se sienten abandonados por sus hijos adolescentes y culpan de ello a sus amigos. No es cierto, porque no suele haber tal abandono; lo que pasa es que han llegado al comienzo de la adolescencia, una etapa que deben cubrir del mejor modo posible para llegar a la etapa de adultos.
Es cierto que en el grupo de amigos se producen mutuas influencias; unas, beneficiosas para el crecimiento psíquico del adolescente y otras muy preocupantes: caer en la droga, el alcohol, el sexo y conductas delictivas.
También es cierto que los padres siguen estando presentes en la vida de los adolescentes y siguen influyendo en ellos, al menos, eso es lo que quiero pensar.
Es un choque entre ambas influencias: La del grupo que, por lo general, se refiere a las cosas de cada día, y la de los padres, que, además, suele mirar al futuro.
El adolescente debe asimilar una y otra, tomar lo bueno de cada una y procurar no caer en las cosas negativas que pueda haber.

Preocupación de los padres
El alejamiento adolescente de las figuras paternas es, también, una necesidad de independencia, lo que suele preocupar mucho a los padres.
El adolescente, chico o chica, necesita alejamiento físico de sus progenitores, dejar de ser su sombra, no permanecer siempre en casa; en definitiva, salir con sus amigos.
El alejamiento físico no tiene por qué ir acompañado del alejamiento psicológico o emocional.

De la preocupación a la actuación
Una labor muy especial de los padres es cuidar para que no se produzca el alejamiento emocional, procurar que los hijos “sientan” que pueden contar con ellos cuando los necesiten y que les siguen amando como siempre.
La integración del adolescente en su grupo de iguales produce en él influencias, positivas unas y negativas otras. Los adolescentes caminan hacia la adultez, pero todavía no son adultos; están en edad de formación, no están totalmente formados ni física ni psíquicamente.

Necesitan el “cuidado” de sus padres.
Una de las formas de prestar este cuidado es llegar a la seguridad de que los amigos de sus hijos son una influencia positiva para ellos y no negativa. Los padres necesitan conocer a los amigos de sus hijos y, para ello, deben propiciar alguna forma de encuentro.
Es fácil invitarlos a merendar el día del cumpleaños o con cualquier otro motivo. Nada mejor para el conocimiento entre personas que hablar sentados a una mesa llena de dulces y refrescos. Cuanto mayor sea el conocimiento del grupo al que pertenece el hijo o la hija adolescente más fácilmente se podrán evitar las influencias negativas que puedan surgir.

Resumiendo: Los padres deben estar atentos a lo que hacen sus hijos adolescentes, mantener con ellos una relación de proximidad y confianza, y hacer todo lo posible para conocer a sus amigos; de esta forma les ayudarán a madurar y les evitarán muchos problemas.
Juntos, padres e hijos, deben recorrer el camino apasionante que va desde la infancia a la edad adulta, el camino más deslumbrante por el que transita el ser humano.

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