Sí parece que está en crisis la familia cristiana y que es necesaria una nueva evangelización de ella, para que todos sus miembros vivan en plenitud los valores del Reino.
“Id también vosotros a mi viña” Mt 20, 3-4. “Id y proclamad el Evangelio a toda criatura” Mc 16, 15.
“Id también vosotros a mi viña” Mt 20, 3-4. “Id y proclamad el Evangelio a toda criatura” Mc 16, 15.
Es deseable que todos los miembros de la familia estén evangelizados. Esto supone:
Asumir los valores del Evangelio como elementos de la propia identidad.
Vivir coherentemente con los valores asumidos y ponerlos de manifiesto en el trabajo, la política, la economía, el arte, la ciencia, los medios de comunicación, las diversiones, etc.
Poner los medios para lograr una formación permanente, gradual e integral, que capacite a todos los miembros de la familia para responder con eficacia a los desafíos actuales de la sociedad. Aceptar la misión evangelizadora: Custodiar, comunicar y vivir la fe y el amor, dentro y fuera del hogar. Ser verdaderos testigos.
Poner los medios para lograr una formación permanente, gradual e integral, que capacite a todos los miembros de la familia para responder con eficacia a los desafíos actuales de la sociedad. Aceptar la misión evangelizadora: Custodiar, comunicar y vivir la fe y el amor, dentro y fuera del hogar. Ser verdaderos testigos.
Valor del testimonio paterno
El testimonio de los padres hace que tanto ellos como sus hijos vivan y se perfeccionen como personas y como creyentes.
La familia, por sus múltiples interrelaciones, es un lugar privilegiado para la realización personal.
Tanto el matrimonio como la familia son un proyecto de Dios, que invita al hombre y a la mujer a realizar su proyecto de amor en la comunidad conyugal.
El amor es el primer mandamiento cristiano. Para los esposos cristianos debe ser su norma de vida. Por el sacramento del matrimonio, el amor humano es santificante y productor de vida divina. El amor conyugal significa y realiza el amor de Cristo y su Iglesia.
El amor todo lo llena, todo lo cubre, todo lo perdona. El amor pasa de limitaciones y defectos. El amor es gratuito y solidario. Léase el capítulo 13 de la primera carta de San Pablo a los corintios.
Cada cónyuge debe ser protagonista de la evangelización del otro y ambos de la de sus hijos.
La vivencia y el ejemplo de los padres es el mejor de todos los caminos para transmitir y educar a los hijos en los valores humanos y cristianos. Es un grave error intentar educar sin practicar uno mismo los valores que desea transmitir.
La vivencia y el ejemplo de los padres es el mejor de todos los caminos para transmitir y educar a los hijos en los valores humanos y cristianos. Es un grave error intentar educar sin practicar uno mismo los valores que desea transmitir.
La familia cristiana es “Iglesia doméstica” cuando, estando evangelizada, se convierte en evangelizadora, porque acoge, vive, celebra y anuncia la Palabra de Dios a los demás.
El trabajo bien hecho, la oración hogareña, la catequesis familiar, la recepción de los sacramentos, la presencia testimonial de los padres y de los hijos en la sociedad son algunos medios de santificación familiar y de ser fermento para la Iglesia y la sociedad.
La familia evangelizadora de otras familias
“No se enciende una luz para ponerla debajo de un celemín sino sobre un candelero para que alumbre a todos” con el modo de vivir, con el oportuno consejo, y con la solidaridad sincera.
Familia en relación abierta:
Abierta a otras familias con las que pueda establecer contacto coyuntural o permanente. Abierta a su participación en movimientos, asociaciones o grupos que ayudan a realizarse como personas y a celebrar juntos su fe cristiana.
Importancia de la pastoral familiar
En los tiempos actuales adquiere una prioridad básica, ya que la familia es la célula vital de la sociedad, que debe ser asumida por todos los agentes de pastoral y procurar que sea operante, concretándola en acciones claras y específicas para el bien de la familia, de la Iglesia y de la sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario