La adolescencia es la etapa en la que la
personalidad del chico o de la chica está en proceso de formación. Este proceso
conlleva la curiosidad por todo lo nuevo, la búsqueda de nuevas emociones y un
cierto grado de rebeldía e independencia respecto a sus progenitores.
Es una etapa en la que la personalidad es muy
moldeable. El chico o la chica buscarán patrones que a ellos les parezcan
interesantes, que le ofrezcan el modo de saciar su necesidad de vivir
experiencias nuevas, rápidas y satisfactorias.
Actualmente los adolescentes satisfacen sus
necesidades de entretenimiento, comunicación y formación en Internet y en
Whatsapp.
La revolución de
Internet
Internet es no una sino millones de ventanas
abiertas para contemplar el mundo. Bien aplicado, es una maravillosa
herramienta de comunicación, de formación y de entretenimiento. Pero, si se
aplica mal, Internet encierra en sí misma gran cantidad de peligros.
La revolución de
Whatsapp
Es la última moda. Es imposible conocer el número
de usuarios a nivel global, dada su cotidianeidad, eficiencia y comodidad. Hoy
todo el mundo tiene su Whatsapp, también los adolescentes. Podemos decir que es
su pasatiempo favorito. No se concibe a un adolescente, chico o chica, sin su
aparatito enviando y recibiendo decenas y decenas de mensajes y fotos a todas
sus amistades.
¿Dónde está el
peligro?
Ahora quiero exponer un peligro al que están
expuestos los adolescentes, precisamente por su necesidad de vivir nuevas
experiencias y por la vulnerabilidad inherente a su edad. Me refiero al uso de
Internet y/o de Whatsapp para acceder a páginas pornográficas o para transmitir
su contenido.
Es de sobra conocido que la industria de
estas páginas ha llegado a todos los rincones del mundo y a todos los públicos.
Es una industria muy rentable y sus promotores no escatiman medios para
fomentarla.
La apertura frecuente de estas páginas por
los adolescentes puede ocasionarles serias consecuencias y dejar huellas
irreparables para su futuro.
El mayor peligro
es la percepción irreal de la sexualidad. Ver la relación amorosa no como una expresión de
amor entre las partes, que sería la visión correcta, sino como una relación
vejatoria y perversa, que promueve la explotación sexual. Esta visión le
llevará a pensar que así es como deberá relacionarse con su pareja, lo que
puede llevarle a conductas indebidas: creer que las relaciones sexuales sólo
son una fuente inagotable de placer, que el hombre debe ser dominante y la
mujer sumisa y objeto-mercancía sexual, sin importar la degradación al que se
la somete.
Estas conductas producen insensibilidad ante los
sentimientos de la pareja, aumento de agresividad hacia la mujer, egoísmo
exacerbado en el que sólo cuenta la propia satisfacción con olvido total de su
pareja, dando por sentado que sólo importa el sexo por el sexo sin ninguna
referencia al compromiso inherente en toda relación sexual sana.
La sexualidad es algo muy personal, no la
sienten igual los hombres y las mujeres,
ni todos los hombres y todas las mujeres la sienten del mismo modo.
El adolescente está en su periodo de
aprendizaje y toda actividad humana que pase por su vida le enseña algo y
provoca su aceptación o su rechazo. La continuada exposición a conductas
indebidas, aunque las rechace al principio, le hará pensar que son el patrón
normal de la conducta humana, que es lo que todos hacen y esperan de él o ella.
Otro gran peligro
es la explotación sexual comercial. Hay adultos desaprensivos y sin conciencia
que explotan a menores de edad utilizándolos en actividades de prostitución. Es
una grave violación de los derechos humanos de estos menores, una esclavitud
constitutiva de delito, contra la que todas las personas de bien debemos
luchar.
Usuarios expertos,
pero inmaduros
Los adolescentes son grandes expertos en el
uso de las nuevas tecnologías, generalmente mucho más que sus padres. Manejan
Internet y el Whasapp con suma facilidad. Esto es positivo pues pone a su alcance toda la
fuente de conocimientos, pero, dada su inmadurez y vulnerabilidad puede
convertirse en un gran peligro: corren el riesgo de acceder a contenidos
inapropiados o contactar con desconocidos sin escrúpulos que pueden causar un
daño irreparable a sus vidas.
La tarea de los
padres
La mejor de todas las tareas paternas y
maternas es conservar y fomentar la
comunicación sincera y afectuosa con sus hijos adolescentes. Lograda la
confianza mutua, todos los peligros y dificultades son fácilmente salvables. La
confianza es algo que se gana y exige una labor de constante. Es algo que
cuesta mucho adquirir y que se puede perder en un instante por precipitación o
falta de prudencia. Los padres deben cultivar la confianza con sus hijos de su
más temprana edad. Es muy difícil conquistar la confianza de un adolescente si
no se ha tenido en la infancia.
En todo caso, tendrán que tener mucha
paciencia y mucha mano izquierda para capear los temporales según éstos se
vayan presentando.
Sugerencias:
1ª Nadie mejor que los padres conoce el grado
de madurez de sus hijos. De esa madurez depende el nivel de independencia y
responsabilidad a otorgarles. Es desaconsejable que su hija o hijo adolescente
tenga acceso libre en el ordenador al contenido de adultos. Esto es simplemente
por su inmadurez.
2ª Todos los padres con hijos adolescentes deben aprovechar todas las ocasiones
que se les presenten para, sin agobiarles, ofrecerles una educación afectivo-sexual adecuada. En la etapa de la adolescencia
debe estar presente el diálogo sobre la
sexualidad. La educación supone una buena comunicación, el establecimiento
de unas reglas a cumplir, dejando siempre una puerta abierta a la negociación.
3ª Traten de llevar a su hijo o hija al
convencimiento pleno de que, pase lo que pase en su vida, siempre contarán con
su apoyo. Aunque, con frecuencia, los adolescentes rechazan este apoyo, es muy
importante que sepan que cuentan con él, sin condiciones. Esto es un gran paso
hacia la comunicación y la madurez.
4ª En el trato diario trata de indagar si sufre violencia machista tu hija adolescente,
si está siendo chantajeada por alguien. Deben aconsejarles que ¡¡NUNCA!! envíen
fotos íntimas a nadie. Es una práctica frecuente que puede terminar en chantaje
por personas que consideraban amigas. El novio insatisfecho, la amiga celosa,
el falso amigo que en realidad es un pederasta, son algunos de los posibles
chantajistas.
Es de sobra conocido el peligro del chantaje
por lo que no voy a insistir más.
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