Mi familia

lunes, 28 de abril de 2014

132.- TU HIJA YA HA CUMPLIDO 13 AÑOS

A los padres el tiempo se nos pasa en in santiamén. Con tantos años a mis espaldas, recuerdo, como si fuera ayer, la niñez e infancia de mis hijos, sus juegos y su alegría al recibirme cuando llegaba a casa  tras mi jornada de trabajo. Mis hijos se hicieron mayores, emprendieron su camino en la vida, se casaron y me han dado unos nietos adorables.

Tal vez, a ti, amable bloguero/a, te suceda algo parecido. Tal vez, estés viviendo la etapa en que tus hijos dejan de ser niños y empiezan a abrirse a la vida. Tal vez, te suceda lo mismo que a mí: Ya tus hijos prefieren pasar más tiempo con sus amigos y menos contigo, los fines de semana no quieren ir a la montaña  contigo, ya no te cuentan todas las cosas, tienen cambios bruscos de humor y tienen dificultad para aceptar las normas de convivencia. No te asustes, no pasa nada fuera de lo normal. ¡¡Tus hijos han llegado a la adolescencia!!


Quiero bosquejar en este artículo lo que opino que es más importante para las relaciones de los padres con su hija o hijo adolescente.


Tu hija ha cumplido 13 años.


Tu hija ha dejado atrás la infancia y la niñez, está en plena pubertad, primera etapa de la adolescencia, y es lo más natural que experimente, no sólo los cambios físicos, sino también los psíquicos y que, unos y otros, la lleven a varios cambios de conducta. Todo esto es de sobra conocido, por lo que no voy a abundar en ello.


Lo que sí creo importante es indicar a los padres de hijas adolescentes lo que favorecerá la relación con su hija o la perjudicará.


COSAS POSITIVAS QUE FAVORECEN LA RELACIÓN:


1.- Las muestras de cariño. El adolescente, con frecuencia, rechaza las muestras de cariño; a pesar de todo, debes dárselas porque necesita saber que cuenta con tu amor.


2.- Abre tu corazón. Tu hija no es una prolongación tuya. Es una persona distinta, con sus cualidades y defectos, a la que debes aceptar incondicionalmente. Es importante que ella “sienta” tu aceptación, pues le será de gran ayuda en esta etapa de su vida en la que debe fraguar su propia personalidad.

3.- Abre más tus oídos. Quiero decir que debes escucharle, interesarte por sus cosas, sus gustos, aficiones e intereses; en una palabra, olvidarte un poco de ti y centrarte más en ella.


4.- Cierra un poco la boca. No se trata sólo de exigir. Tu hija ya no es la niñita a la que imponías tu criterio, tu hija adolescente está empezando a tener su opinión que, respetable o no, merece ser escuchada y discutida. Debes estar siempre dispuesta a negociar y a asumir los compromisos. El diálogo sincero y cariñoso acerca las posturas y termina en acuerdos muy útiles para ambas y para toda la familia.

5.- Abre horizontes. Ayúdala a explotar sus talentos. Abrela a nuevas experiencias en la ciencia, la lectura, el arte o el deporte. Hay muchos mundos por descubrir y tú debes guiarla. Fomenta que tu hija aprenda a tomar sus propias decisiones y a cumplir los compromisos aceptados.

6.- No exijas nada sin explicar por qué. Cuando pidas una cosa, debes dar la razón que te mueve. Ya no basta decir: “Porque soy tu madre” o “porque me debes obedecer”; decir el motivo de tu exigencia es lo más razonable y, además, acercará las posturas.


7.- Sé su ejemplo, pero no exijas que te copie. Tu hija debe tener siempre una referencia en su forma de comportarse, pero esa referencia básica deberá adaptarla a su forma de pensar y a su propia personalidad. Me explico: Tú eres tú y tu hija es tu hija; personas distintas, con valores comunes.



8.- Comparte con ella cómo vuestra familia enfoca la vida. Tu familia tiene unas convicciones, unos valores, unas tradiciones, unas raíces. Cada familia las tiene diferentes. Los hijos sólo valorarán y harán suyos estas raíces familiares si las “maman” de sus progenitores. Será tu mejor regalo y herencia.


9.- Sé paciente. La paciencia es una virtud muy útil a los padres y madres de adolescentes. Que no te traicionen los nervios, trata de unir amor y paciencia. Tu hija necesita una autoridad que la guíe, con paciencia y prudencia. No interpretes todo lo que haga como algo personal, hecho para “fastidiarte”. Nada más lejos de la realidad. Lo que sucede es que en su proceso de maduración entra una cierta dosis de rebeldía, de autoafirmación y, por consiguiente, de cuestionamiento de tu autoridad. El tiempo te dará la recompensa, la adolescencia terminará y tendrás una hija razonable, afectuosa y preparada para afrontar la ruta de la vida.


COSAS NEGATIVAS QUE DIFICULTAN LA RELACIÓN:


1.- Seguir tratándola como a una niña. Reconoce, en tu forma de proceder, que tu hija ya no es una niña. En esta etapa de la adolescencia tu hija se está haciendo mujer, no sólo en su ser físico sino también en el psíquico. Exígela una responsabilidad adecuada a su edad y madurez, pero empieza tú por no tratarla como a la niña que fue y ya no es.


2.- No darle muestras de confianza. Si durante la infancia habéis tenido complicidad, no hay motivo para que desaparezca por el solo hecho de que ella haya llegado a la adolescencia. Háblale de las cosas que le pueden interesar y también de las que a ti te interesan. Interésate por sus cosas (amistades, diversiones, aficiones,  etc), pero no trates de controlarlas.


3.- Solucionarla todos sus problemas. Todo adolescente para madurar necesita cierto grado de responsabilidad. Déjala que busque la solución de sus dificultades, aunque cometa algún error, también se aprende de los errores.


4.-Ignorar los posibles comportamientos inconvenientes. ¡Ojalá que no se den en tu caso! Pero, si observas algún problema serio en su comportamiento, encáralo cuanto antes, no dejes pasar el tiempo porque solo no se va a resolver. Eso sí, hazlo con delicadeza, confianza y paciencia.


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