A los padres el tiempo se nos pasa en in
santiamén. Con tantos años a mis espaldas, recuerdo, como si fuera ayer, la
niñez e infancia de mis hijos, sus juegos y su alegría al recibirme cuando
llegaba a casa tras mi jornada de
trabajo. Mis hijos se hicieron mayores, emprendieron su camino en la vida, se
casaron y me han dado unos nietos adorables.
Tal vez, a ti, amable bloguero/a, te suceda
algo parecido. Tal vez, estés viviendo la etapa en que tus hijos dejan de ser
niños y empiezan a abrirse a la vida. Tal vez, te suceda lo mismo que a mí: Ya
tus hijos prefieren pasar más tiempo con sus amigos y menos contigo, los fines
de semana no quieren ir a la montaña
contigo, ya no te cuentan todas las cosas, tienen cambios bruscos de
humor y tienen dificultad para aceptar las normas de convivencia. No te
asustes, no pasa nada fuera de lo normal. ¡¡Tus
hijos han llegado a la adolescencia!!
6.- No exijas nada sin explicar por qué. Cuando pidas una cosa, debes dar la razón que te mueve. Ya no basta decir: “Porque soy tu madre” o “porque me debes obedecer”; decir el motivo de tu exigencia es lo más razonable y, además, acercará las posturas.
7.- Sé su ejemplo, pero no exijas que te copie. Tu hija debe tener siempre una referencia en su forma de comportarse, pero esa referencia básica deberá adaptarla a su forma de pensar y a su propia personalidad. Me explico: Tú eres tú y tu hija es tu hija; personas distintas, con valores comunes.
Quiero bosquejar en este artículo lo que
opino que es más importante para las relaciones de los padres con su hija o
hijo adolescente.
Tu hija ha
cumplido 13 años.
Tu hija ha dejado atrás la infancia y la
niñez, está en plena pubertad, primera etapa de la adolescencia, y es lo más
natural que experimente, no sólo los cambios físicos, sino también los
psíquicos y que, unos y otros, la lleven a varios cambios de conducta. Todo
esto es de sobra conocido, por lo que no voy a abundar en ello.
Lo que sí creo importante es indicar a los padres de hijas adolescentes lo que favorecerá la relación con su hija o la perjudicará.
COSAS POSITIVAS QUE FAVORECEN LA RELACIÓN:
1.- Las muestras de cariño. El adolescente, con
frecuencia, rechaza las muestras de cariño; a pesar de todo, debes dárselas
porque necesita saber que cuenta con tu amor.
2.- Abre
tu corazón. Tu hija no es una prolongación tuya. Es una persona distinta, con
sus cualidades y defectos, a la que debes aceptar incondicionalmente. Es
importante que ella “sienta” tu
aceptación, pues le será de gran ayuda en esta etapa de su vida en la que debe
fraguar su propia personalidad.
3.- Abre
más tus oídos. Quiero decir que debes escucharle, interesarte por sus cosas,
sus gustos, aficiones e intereses; en una palabra, olvidarte un poco de ti y
centrarte más en ella.
4.- Cierra
un poco la boca. No se trata sólo de exigir. Tu hija ya no es la niñita a la
que imponías tu criterio, tu hija adolescente está empezando a tener su opinión
que, respetable o no, merece ser escuchada y discutida. Debes estar siempre
dispuesta a negociar y a asumir los compromisos. El diálogo sincero y cariñoso
acerca las posturas y termina en acuerdos muy útiles para ambas y para toda la
familia.
5.- Abre horizontes. Ayúdala a explotar sus talentos. Abrela a nuevas experiencias
en la ciencia, la lectura, el arte o el deporte. Hay muchos mundos por
descubrir y tú debes guiarla. Fomenta que tu hija aprenda a tomar sus propias
decisiones y a cumplir los compromisos aceptados.6.- No exijas nada sin explicar por qué. Cuando pidas una cosa, debes dar la razón que te mueve. Ya no basta decir: “Porque soy tu madre” o “porque me debes obedecer”; decir el motivo de tu exigencia es lo más razonable y, además, acercará las posturas.
7.- Sé su ejemplo, pero no exijas que te copie. Tu hija debe tener siempre una referencia en su forma de comportarse, pero esa referencia básica deberá adaptarla a su forma de pensar y a su propia personalidad. Me explico: Tú eres tú y tu hija es tu hija; personas distintas, con valores comunes.
8.- Comparte
con ella cómo vuestra familia enfoca la vida. Tu familia tiene unas convicciones,
unos valores, unas tradiciones, unas raíces. Cada familia las tiene diferentes.
Los hijos sólo valorarán y harán suyos estas raíces familiares si las “maman”
de sus progenitores. Será tu mejor regalo y herencia.
9.- Sé
paciente. La paciencia es una virtud muy útil a los padres y madres de
adolescentes. Que no te traicionen los nervios, trata de unir amor y paciencia.
Tu hija necesita una autoridad que la guíe, con paciencia y prudencia. No
interpretes todo lo que haga como algo personal, hecho para “fastidiarte”. Nada
más lejos de la realidad. Lo que sucede es que en su proceso de maduración
entra una cierta dosis de rebeldía, de autoafirmación y, por consiguiente, de
cuestionamiento de tu autoridad. El tiempo te dará la recompensa, la
adolescencia terminará y tendrás una hija razonable, afectuosa y preparada para
afrontar la ruta de la vida.
COSAS NEGATIVAS QUE DIFICULTAN LA RELACIÓN:
1.- Seguir
tratándola como a una niña. Reconoce, en tu forma de proceder, que tu hija ya
no es una niña. En esta etapa de la adolescencia tu hija se está haciendo
mujer, no sólo en su ser físico sino también en el psíquico. Exígela una
responsabilidad adecuada a su edad y madurez, pero empieza tú por no tratarla
como a la niña que fue y ya no es.
2.- No
darle muestras de confianza. Si durante la infancia habéis tenido complicidad,
no hay motivo para que desaparezca por el solo hecho de que ella haya llegado a
la adolescencia. Háblale de las cosas que le pueden interesar y también de las
que a ti te interesan. Interésate por sus cosas (amistades, diversiones,
aficiones, etc), pero no trates de
controlarlas.
3.- Solucionarla
todos sus problemas. Todo adolescente para madurar necesita cierto grado de
responsabilidad. Déjala que busque la solución de sus dificultades, aunque
cometa algún error, también se aprende de los errores.
4.-Ignorar los posibles comportamientos inconvenientes. ¡Ojalá que no se den en tu
caso! Pero, si observas algún problema serio en su comportamiento, encáralo cuanto antes, no dejes pasar el tiempo porque solo no se va a resolver. Eso sí, hazlo con delicadeza, confianza y paciencia.
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