122.- ¿SUFRE VIOLENCIA MACHISTA TU HIJA ADOLESCENTE?
Sobra
decir que la violencia de género ha aumentado considerablemente en
los últimos años en todo tipo de de relaciones de pareja,
incluidas las de los adolescentes. A todos los padres se les encoge
el corazón con sólo pensar qu su hija puede ser una más de las
muchas adolescentes que están viviendo la pesadilla de un noviazgo
violento.
El
mayor problema es que, la mayoría de las veces, las chicas
adolescentes por miedo, por vergüenza o por sentirse culpables, lo
ocultan, se callan y no comparten con sus padres lo que les está
sucede y, por tanto, cerecen de la ayuda que tendrían si les
hubiesen abierto su corazón.
¿Qué
es la violencia?
Violencia es
ejercer acoso, control o cualquier conducta abusiva para mantener el
poder sobre la pareja de relación. Cualquiera puede ser víctima de
violencia, sin importar la edad, la raza o el género.
La
violencia machista no es únicamente un problema de las parejas
casadas; las chicas adolescentes son, con demasiada frecuencia,
objeto de la misma.
La
violencia sobre una adolescente la puede ejercer su pareja
sentimental, alguna compañera envidiosa o despechada o un adulto. En
cada caso, la violencia se manifestará de diferentes maneras:
Física: recibir
golpes, patadas, empujones y hasta la muerte.
Emocional: recibir
insultos o amenazas.
Sexual: sentirse
obligada a participar en la actividad sexual aunque no quiera.
Tecnológica: ser
acosada mediante las redes sociales.
Síntomas
de que una adolescente está sufriendo violencia por parte de su
pareja:
+ Desde
el principio de la relación el maltratador pretende conseguir un
“acercamiento”, intenta “controlar” a su pareja muy
sutilmente, sin ejercer ninguna violencia, pero quitándole
libertades: “No
te pongas esa ropa porque te miran los chicos”,”no te maquilles
de esa forma”, “no te juntes con esa chica porque no me cae
bien”, “no hagas caso a tu madre, es una anticuada”.
La
adolescente está dejando las riendas de su vida en manos de su
pareja, sin percatarse de ello.
+ ”Me
encuentro mal, triste y malhumorada, pero no entiendo por qué”.
La
adolescente se cree profundamente enamorada de su chico, pero hay
cosas de él que no le gustan y que le provocan esa tristeza y
malhumor.
+ La
violencia es real, pero invisible. La
adolescente, en un fallo garrafal de la educación, sigue manteniendo
una visión romántica del amor en la que las chicas aguantan todo,
seducidas por la figura dominante y protectora del chico. Están, por
tanto, en una situación de desigualdad respecto a su pareja
masculina.
Rechazar
la desigualdad
Es
erróneo pensar que todos los adolescentes, ellos y ellas, han
asumido la igualdad de derechos y deberes; tal vez, algunos en el
plano teórico, pero muy pocos en la realidad.
A
las chicas incapaces de detectar la desigualdad, sólo les queda
padecerla y sufrirla. Bueno sería hacerles recapacitar sobre el
error que supone aceptar una situación de desigualdad ante su pareja
y de dominancia del chico sobre la chica. Eso no es amor. De
una relación dominada por la violencia no puede salir un matrimonio
feliz.
La
educación en la igualdad afecta a algunos aspectos, pero no cala en
todos porque hay hombres que aún necesitan construir su identidad a
partir del dominio y de la posesión sobre la mujer.
A
la chica hay que decirle:”No
te ama el que te domina por medios violentos, el que controla tu
vida, el que impone su punto de vista, el que te exige una entrega
incondicional como prueba de que le amas, el que te maltrata física
o psicológicamente, etc. etc”.
La
mayoría de las víctimas adolescentes tienen entre 15 y 17 años,
aunque también las suele haber entre 12 y 13 años. Cada año la
media de edad es inferior al anterior, lo que indica que la situación
empeora paulatinamente.
A
estas edades, lo primordial es que las chicas profundicen en sus
sentimientos hacia las situaciones que están viviendo y en el
significado de la violencia machista, que es lo pretendido por este
artículo.
El
mal uso de la tecnología
Los
beneficios de las nuevas tecnologías son indiscutibles y no podemos
serles indiferentes. Los adolescentes las utilizan para mantenerse al
tanto de sus novios o novias. También pueden ser utilizadas
para ejercer control, convirtiéndose en uno de los mayores
indicadores de una relación potencialmente abusiva.
El
ciberbullying, violencia psicológica a través de las redes,
difundir imágenes privadas, frecuentemente obtenidas con engaño y
el denominado sexting,
envío de mensajes sexuales explícitos, son una amenaza frecuente y
que el maltratador o acosador emplea para doblegar la voluntad
de su víctima.
¿Qué
pueden hacer los padres si su hija tiene una relación violenta?
Las
noticias de los medios de comunicación muchas veces nos parecen
lejanas, que le pasan a otros y que a nosotros nunca nos sucederá.
Aquí
hay que aplicar el dicho:”Donde menos
se piensa, salta la liebre”
¿Qué
hacer? Dialogar con su hija;
mantenerse alertas; compartir con ella las experiencia que tuvieron
en su propia adolescencia, ponerse en su lugar para sentir por lo que
está pasando; inculcarle que el maltrato no se remite sólo a la
violencia física, maltrato es también cuando la desvalorizan,
cuando la amenazan y cuando la intimidan.
Este
tema no se resuelve con una simple conversación, si normalmente
invertimos mucho tiempo para inculcarles a nuestros hijos pequeños
los hábitos de la vida cotidiana, mucho más tenemos que detenernos
en este tema tan importante. Enseñar lo que es el buen amor, el amor
verdadero, las características de una relación sana que hace
felices y plenos, también forma parte del universo de ser padres.
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